Carlos Regueiro, especialista en Nutrición: «Parece que está de moda darle de merendar bollería al niño en la playa»

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«En consulta ya marcamos un calendario de qué barbacoas, conciertos y planes con amigos vas a tener para saber a cuántas cosas te puedes enfrentar», dice

29 jun 2022 . Actualizado a las 19:11 h.

Muchos recuperan los kilos al doble de velocidad de los que los han perdido de cara al verano. Estos son meses de mucha vida social, días de playa y, cómo no, también de chiringuito. «Si tienes uno al lado, se recurre rápidamente al helado por la tarde», indica Carlos Regueiro. El especialista en Nutrición del Hospital Quirónsalud Miguel Domínguez de Pontevedra da las claves para trasladar la dieta a la arena.

—¿Qué es lo peor que podemos comer en la playa si estamos a dieta?

—Normalmente cuando la gente va a la playa, con las prisas, lo primero que se suele coger son las bolsas de patatas, el pollo empanado, las croquetas, las empanadillas, los refrescos, los zumos, la cerveza, las galletas... Las cosas que son poco saludables.

—¿Y con los niños?

—Yo últimamente he visto, que no sé si será tendencia o no, pero se llevan muchos dulces, bollería y pasteles para la merienda de los niños a la playa, a modo de snack. Parece que está de moda dárselos. O si tienes un chiringuito al lado, se recurre rápidamente al helado. Aunque depende del contexto de la persona, hay quien durante la semana es más activa y puede consumir esos azúcares.

—¿La ensaladilla y la tortilla son buena idea?

—Ahí todo depende de lo profesionales que seamos en materia de seguridad alimentaria. Si llevamos la ensaladilla, o una tortilla de patata o de espárragos en la nevera, el que esa alimentación sea más o menos saludable va a ir más en cosas como los snacks, la cerveza o los refrescos. Lo que no conviene, tampoco a nivel digestivo, es llevarse comidas copiosas o demasiado grasas y pesadas.

—¿Un menú saludable?

Yo pensaría más en cosas como ensaladas y gazpachos, pero lo que sí que no te puede faltar en la playa es la fruta. Para el mediodía, y siempre en nevera, me llevaría ensaladas, tortillas, gazpachos o salmorejos, y a lo mejor humus o guacamole con palitos de zanahoria.

—No es muy habitual ver a alguien comiendo una ensalada en la toalla.

—Ya, raro es. Pero también puedes hacértela de legumbre, por ejemplo. A unas lentejas le metes cebolla, manzana o pimientos y está muy bueno. Eso sí, si la llevas de hoja verde no la aliñes, porque se te quedará chuchurría, así que mejor el aliño aparte. Y después, los enlatados como el atún son muy buena opción, porque son bastante saludables y aguantan muy bien la temperatura.

—Pero no vale empanada de atún, ¿no?

—¡Ja, ja! A ver, hay empanadas y empanadas, pero mejor la ensalada sin duda.

—¿Qué bocadillos nos podemos hacer?

—Hay infinidad de opciones. Yo recomendaría escoger un buen pan o unas fajitas de las que hay ahora, siempre integrales ambos. Y hay millones de rellenos. Tiras de pollo, queso, humus, atún, lechuga y tomate, queso y pimientos...

—¿Y el pepito de ternera?

—Bueno, las carnes están bien. Se recomienda que la roja se consuma una vez a la semana o cada quince días. Las más saludables son las blancas, es decir, las de ave y el conejo. Pero si tiras por el embutido, mejor que sea jamón o lomo.

—¿Los kilos del verano vienen tanto por la comida como por las visitas repetidas al chiringuito?

—Nosotros en consulta ya marcamos un calendario de qué barbacoas vas a tener, qué conciertos, festivales, planes con amigos, despedidas... para saber a cuántas cosas te puedes enfrentar. En verano te levantas y, si estás de vacaciones, el desayuno ya lo haces con un cruasán o galletas y después te vas a tomar el aperitivo con una cervecita. Igual comes saludable en casa, pero de postre, o por la tarde, te tomas un helado. De noche tiras de algo más de picoteo y, si estás con amigos, puede caer un cubata. Eso mantenido a lo largo del verano... de ahí vienen los kilos.

—Quitando el cubata, acabas de dar la dieta diaria de muchos...

—Sí, lo que pasa es que en verano, el hecho de que los días sean más largos y haga mejor tiempo, ya te incita a sentarte a la mesa. En invierno aquí no hay ese terraceo, y eso es algo que ya te quita de muchas cosas. Y además ahora, con la pandemia, se nota que la gente tiene muchas ganas de todo.