Las exigencias de Tamara Falcó rompen ahora la relación con las interioristas de su ático de lujo

Martín Bastos

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La marquesa vuelve a zanjar otro trato comercial de forma polémica, como ocurrió con la firma de novias Sophie et Voilà

14 jul 2023 . Actualizado a las 19:00 h.

La firma de novias Sophie et Voilà no es la única empresa que ha acabado de malas maneras su relación comercial con Tamara Falcó. Las interioristas del futuro hogar que compartirá con Íñigo Onieva también han visto resquebrajarse de forma abrupta el trato que tenían con la marquesa de Griñón para acondicionar el ático de lujo que ha comprado y que está situado cerca de la mansión de su madre, Isabel Preysler, en la urbanización Puerta de Hierro.

Una nueva polémica por su personalidad rodea de nuevo a Tamara Falcó y pone en entredicho ese carácter cercano y encantador del que hace gala en público. Un contratiempo que deja entrever que su desencuentro con las diseñadoras vascas que iban a diseñar su vestido de novia podría no haber sido un hecho aislado, tal como informa Chance.

Mientras la marquesa de Griñón disfruta de los primeros días de su luna de miel con Íñigo Onieva en Sudáfrica, el programa de Antena 3 Y ahora Sonsoles ha revelado que la hija de Isabel Preysler ha prescindido de la empresa de interiorismo que se estaba encargando de la reforma del que se convertirá en su hogar a partir del próximo mes de octubre. Se trata de un impresionante ático de 186 metros cuadrados en una de las urbanizaciones más lujosas de Madrid y diseñado por los arquitectos Joaquín Torres y Rafael Llamazares, del estudio A-Cero. Al igual que ocurrió con su boda íntegramente patrocinada, ella misma se encargó también de la promoción de estas viviendas. Falcó adquirió este piso, valorado en 1.500.000 euros, en el 2021 y se encargó de publicitarlo ampliamente cuando recibió las llaves, en junio del 2022. Fue en un acto organizado por esta exclusiva promotora inmobiliaria en septiembre del pasado año donde la marquesa ofreció su rueda de prensa más mediática y multitudinaria después de la ruptura de su compromiso con Íñigo Onieva.

 

La vivienda cuenta con cuatro dormitorios y una inmensa terraza con piscina privada. Aunque está equipado con materiales y acabados de lujo, Tamara decidió hacer una gran reforma para dejarlo todo a su gusto. Para ello contrató a la empresa Drömmeri Interiorismo, cuyas responsables han revelado ahora el feo que les hizo la colaboradora de El Hormiguero, con la que mantenían una amistad.

Con las reformas ya planteadas, un retraso en las mismas, sus prisas y su alto nivel de exigencia habrían llevado a una falta de entendimiento entre ambas partes. Según el programa, Tamara rompió el acuerdo con las interioristas, que han confesado que el trato de la aristócrata con ellas no fue el correcto y que no han acabado en buenos términos.

Según el programa que presenta Sonsoles Ónega, un día la marquesa acudió a ver el piso e insistió en que necesitaba su casa lista cuanto antes. Desde Drömmeri Interiorismo, por su parte, le explicaron que necesitaban más tiempo para terminar las obras y la decoración y quedaron a la espera de una respuesta por parte de Tamara. Esa respuesta nunca llegó, puesto que, según aseguran, ella decidió romper el trato y reemplazarlas por otra firma, Beatriz Silveira, que es la que ahora mismo se está encargando de que el ático se convierta en el hogar de sus sueños. La reforma en principio podría estar lista en octubre para que los recién casados puedan instalarse en ella.

Tamara Falcó ha aprovechado su naturalidad ante las cámaras, su espontaneidad y su imagen de inocencia para crear una imagen de marca que la ha hecho famosa y le ha abierto las puertas a suculentos contratos publicitarios. Pero algunos detalles de su vida, como el amargo desencuentro con la firma que iba a confeccionar su traje de novia, apuntan a que detrás de las cámaras su actitud en privado podría ser muy diferente.

Tamara Falcó aclaraba entonces en El Hormiguero que ella no tenía un contrato con la firma para los vestidos de novia, sino «por el contrato de imagen en global», que duraba dos años. También aclaró que sus abogados «que son muy buenos», matizó, «pusieron que si a mí no me gustaba el vestido, no me tenía porqué casar con ese vestido». Así que cuando «se empezó a torcer la cosa, fue todo muy desagradable» porque «me desanimé» y cuando ya estaba «muy triste con todo esto», su abogado le preguntó si le gustaba el vestido y ella contestó un «no rotundo».

«Lo que no me iba a casar es con un vestido de novia que no me gustaba», aseveró. Además mostró su enfado porque «se han dicho cosas horribles que están en manos de mis abogados ahora mismo».