El emérito reconoce en sus memorias «desvíos sentimentales» durante su vida, pero apenas da más detalles

La Voz AGENCIAS

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El rey emérito, Juan Carlos I, asiste al funeral por el Aga Khan en Lisboa
El rey emérito, Juan Carlos I, asiste al funeral por el Aga Khan en Lisboa MIGUEL A. LOPES | EFE

Juan Carlos I asegura que nunca se recuperó de la muerte de su hermano y que, para él, Froilán es «una satisfacción que ilumina mi día a día», además de asegurar que nadie hubiera «deseado tal agonía» a Franco

05 nov 2025 . Actualizado a las 13:02 h.

Juan Carlos de Borbón, el rey emérito de España, ha publicado este miércoles sus memorias en Francia. Bajo el título de Juan Carlos I d'Espagne: Réconciliation, su obra autobiográfica de 512 páginas repasa varios de los detalles de su vida, como el momento en el que instó el «¿Por qué no te callas?» al expresidente venezolano Hugo Chávez, la batalla contra ETA, su relación con su nieto Froilán o los rumores sobre sus presuntas relaciones extramatrimoniales.

Sobre este último aspecto, el emérito ha admitido «desvíos sentimentales» durante su vida, los cuales asegura que no afectaron a sus obligaciones monárquicas. Aunque también explica que «la mayor parte» de las «relaciones extraconyugales» que se le atribuyen son «totalmente ficticias».

«¡Me atribuyen incluso hijos ilegítimos! Tuve que contratar a un abogado para defenderme de esa acusaciones. A la prensa le gusta hablar de manera fantasiosa», recoge en sus memorias, que han sido analizadas por la agencia Efe.

Relaciones extramatrimoniales

Niega haber tenido relaciones con Lady Di en Palma, «nada más alejado de la realidad», y describe a la princesa de Gales como «fría, taciturna, distante, salvo en presencia de los paparazzi». Sin embargo, sobre su vínculo con Corinna Larsen, aunque sin citarla directamente, Juan Carlos describe cómo «una relación particular sería hecha pública» y «hábilmente instrumentalizada», lo que tuvo «duras consecuencias para su reinado».

Precisamente, sostiene que su relación con Corinna «fue un error» que «lamenta profundamente». Un hecho que admite que «empañó mi reputación ante los españoles. En esta cacería, me convertí en una presa fácil. Pero esta es la debilidad de un hombre. Nunca interfirió en mis preocupaciones de rey con su país». «Ella erosionó la armonía y la estabilidad de esos dos aspectos esenciales de mi existencia, conduciéndome finalmente a tomar la difícil decisión de abandonar España», agrega.

Las memorias de Juan Carlos I a la venta en una librería de París
Las memorias de Juan Carlos I a la venta en una librería de París Catalina Guerrero | EFE

Asegura que nadie hubiera «deseado tal agonía» a Franco

Respecto a la muerte del dictador Francisco Franco, de la que se cumplirán 50 años el próximo 20 de noviembre, recuerda que «España aguantó la respiración durante varios días. Estoy convencido de que ni siquiera sus peores enemigos le hubieran deseado tal agonía». Además, explica que Felipe le acompañó durante la noche del fallido golpe de Estado de Tejero el 23-F (de 1981): «Su instrucción como futuro rey empezó ese día. Me parecía fundamental que viviera esos momentos de tensión a mi lado».

Sobre el golpe de Estado del 23F, pertrechado por el teniente coronel Antonio Tejero en 1981, el emérito afirma que «jamás en mi vida» demostró «tanta autoridad». En ese momento, asegura, fue consciente de que «la historia de España se jugaba en ese momento preciso», al que se enfrentó con «el teléfono como única arma» para defender la joven democracia. Asegura que sobre lo sucedido aún tiene «preguntas y dudas sobre el desarrollo de los hechos y el compromiso de algunos».

«Aquella larga noche no hubo uno sino tres intentos de golpe de Estado: el del teniente coronel Tejero y del general Milans del Bosch, el más conocido y visible; el de la Armada, muy doloroso en el plano personal, y el de los falangistas que querían sumarse para volver al orden franquista», describe el antiguo Jefe de Estado. Asegura que «aquella noche mi obra política estaba en juego y el destino de los españoles estaba en mis manos».

Sobre los hechos, reconoce que era consciente de que «el descontento crecía en los cuarteles», pero «estaba lejos de imaginar que se tramaba un golpe», y prueba de ello, dice, es que la víspera estuviese cazando a unos 50 minutos de Madrid y que esa misma tarde jugase una partida de squash en la Zarzuela con su amigo Miguel Arias.

Sus relaciones familiares

También pasó por uno de los capítulos más antiguos de su vida, la muerte de su hermano Alfonso en 1941, tras un accidente mientras jugaban con una pistola. Algo que marcó un «antes y un después» del que, confiesa, nunca se recuperaría. «La gravedad me acompañará en adelante», rememora en uno de los capítulos de su libro, de apenas dos páginas. «Lo echo de menos, me gustaría tenerlo a mi lado, poder hablar con él. He perdido a un amigo, a un confidente. Dejó un vacío inmenso. Sin su muerte, mi vida habría sido menos sombría, menos infeliz», redacta.

En lo relativo a su relación con la reina Sofía, explica que nada borrará sus «profundos sentimientos» por ella, incluso a pesar de «algunos deslices». «Sigo muy unido a mi mujer, que conserva toda mi admiración y mi afecto. No hay nadie igual a ella en mi vida y así seguirá siendo, aunque nuestros caminos se hayan separado desde mi marcha de España», afirma. Y es que el emérito destaca que «España no podría haber tenido una reina más dedicada e irreprochable».

También ha tenido unas palabras para su nieto Froilán, al cual se refiere como «una satisfacción que ilumina mi día a día», destacando su compañía durante su «exilio» en Abu Dabi, que define «casi como un encarcelamiento». Sobre él, excusa su comportamiento en «el divorcio de sus padres y una cierta falta de autoridad paterna», lo que el emérito asegura que «le condujeron a una vida desvergonzada».

Polémicas políticas

También quiso destacar las palabras que esgrimió en el 2007 al por entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, durante una Cumbre Iberoamericana, el famoso «¿por qué no te callas?». Una frase que lejos de definir como un ataque verbal a un jefe de Estado, dice que se convirtió en «un eslogan de resistencia política». Recibí en el entonces muchos mensajes elogiosos sobre mi intervención inesperada y no solo de la parte de la oposición venezolana», comenta en sus memorias.

«Mis relaciones con todos los jefes de Estado fueron respetuosas, menos una vez. El presidente venezolano Hugo Chávez logró sacarme de mis casillas», confiesa. Aunque relata que, poco después, en julio de 2008, recibió al propio Chávez en su residencia estival de Palma de Mallorca, donde cuenta que le regaló una camiseta con la célebre frase.

Además, también recogió una conversación que tuvo con el por entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, sobre José Luis Rodríguez Zapatero. Le dijo que el ahora expresidente del Gobierno «se equivocó» por su actitud «antiestadounidense» al no honrar la bandera del país en un desfile militar en 2003, cuando le faltaba un año para acceder al cargo. «Pido disculpas por la actitud de Zapatero. Ha cometido un error político cuando era secretario general del Partido Socialista (y líder de la oposición). Pero ello no debe dañar la relación entre los dos países, que es una relación fundamental», cita en unos de los capítulos que le dijo a Bush. Algo que defiende que sirvió para provocar el «deshielo» en la relación entre ambos países.

Lucha contra ETA

Aunque para el emérito, uno de los mayores conflictos que tuvo durante su reinado fue la «batalla» contra ETA, que explica que fue «la más dura y la más dolorosa» de los 39 años que ostentó el cargo de Jefe de Estado. Destaca especialmente los atentados del 11 de marzo de 2004, cuando se produjeron los atentados yihadistas en los trenes de Madrid, «la jornada más funesta» y «dura». «Rara vez he llorado tanto», añade sobre los actos terrorista de aquel día.

Juan Carlos asegura que jamás bajó los brazos frente a ETA y que el calvario con el grupo terrorista fue una «carga enorme» para España y un «freno a nuestros impulsos modernizadores» durante 70 años, que afectó a todos los españoles.