Tres de cada cuatro cobran menos de 1.000 euros en Galicia, donde los alquileres en las urbes ya rondan los 700 euros
12 dic 2025 . Actualizado a las 18:43 h.Aunque la pensión media de un jubilado gallego frisa los 1.297 euros al mes (se calcula tomando como referencia las cuantías más bajas y las más altas) la mayoría —tres de cada cuatro— cobra menos de mil euros al mes, unos ingresos con los que apenas se puede vivir en urbes como A Coruña o Vigo, donde alquilar una vivienda de 60 metros cuadrados ya ronda los 700 euros y el coste de la vida no deja de subir.
Con suerte, un buen número de ellos lograron acceder en su momento a una casa en propiedad cuando fluía el dinero público hacia la vivienda protegida. En la actualidad, esos inmuebles se pueden comercializar en el mercado a precios muy superiores.
Por eso aumenta año a año el porcentaje de jubilados que optan por convertir su vivienda en un activo para complementar sus pensiones. «Con un 90 % de los mayores siendo propietarios y un nivel de liquidez medio inferior a 50.000 euros, según el Banco de España, el patrimonio inmobiliario se ha convertido en la principal vía para reforzar la estabilidad económica en la jubilación», explican desde el portal de inversiones Jubenial, donde han detectado un incremento considerable en las consultas sobre fórmulas como la nuda propiedad, la renta vitalicia, la renta temporal o la venta con alquiler vitalicio como vías para conseguir más liquidez a final de mes. De hecho, su uso aumenta en algunas comunidades a un ritmo cercano al 20 % anual.
De bien básico a activo
Hay tres grandes factores que explican este fenómeno creciente por el que los jubilados convierten sus inmuebles —bienes básicos—, en activos financieros. Por un lado, la población continúa envejeciendo, y lo hace a un paso cada vez más acelerado con la retirada de los baby bumers —una de cada tres personas tendrá más de 65 en tan solo 15 años—. Además, sus pensiones, aunque más altas que las de quienes les precedieron, crecen en menor medida que el coste de la vida, a pesar de que se revalorizan con el IPC. ¿Cómo es posible? Porque se han encarecido de forma desproporcionada partidas que concentran gran parte del gasto de los pensionistas, como la atención domiciliaria, que está infrafinanciada en la mayoría de las comunidades autónomas y es una necesidad creciente. Por último, también explica este auge el hecho de que la mayor parte del ahorro de los jubilados se encuentra inmovilizado en inmuebles (activos no líquidos). «Este escenario anticipa una década donde la vivienda se convertirá, de forma real y masiva, en la nueva pensión complementaria», señalan desde la firma.