El triunfo de Piñera acentúa el giro de América Latina hacia la derecha

Héctor Estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

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MARIO RUIZ | Efe

Chile refuerza la tendencia abierta en el continente por el argentino Mauricio Macri

19 dic 2017 . Actualizado a las 08:04 h.

El triunfo de Sebastián Piñera en las elecciones de Chile acentúa el cambio de tendencia en América Latina hacia la derecha. El empresario sustituirá en marzo a la socialista Michelle Bachelet como líder del país más desarrollado de Sudamérica, lo que, en la práctica, significa un paso más en el alejamiento de la región de las propuestas de izquierda dominantes hace unos años.

La victoria en Argentina de Mauricio Macri sobre el kirchnerismo, en 2015, desbrozó un camino, que se ensanchó con la destitución de Dilma Rousseff en Brasil tras un juicio político que llevó a la presidencia a Michel Temer, líder de centro derecha. La oposición venezolana también se impuso a nivel parlamentario, aunque el poder de la Asamblea Nacional quedó diluido con la Constituyente chavista instaurada en agosto. La secuencia incluye a Perú, donde ganó el banquero Pedro Pablo Kuczynski, ahora amenazada por el caso Odebrecht, tras atraer a un buen número de votantes del centroizquierda para evitar la vuelta del fujimorismo al poder.

La izquierda se mantiene fuerte en el eje bolivariano compuesto por Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador aunque a este último país hay que ponerle un asterisco. El nuevo presidente, Lenín Moreno, es del mismo partido que el ex mandatario Rafael Correa, pero se ha separado drásticamente de su predecesor y llegó a pactar políticas con la oposición, siendo considerado por ello un traidor por parte de la izquierda ecuatoriana.

Las causas del cambio de rumbo en América Latina son varias. En primer lugar, existe un claro desgaste con respecto a gobiernos largos. El Partido de los Trabajadores brasileño ha estado 14 años en el poder. El kirchnerismo, en Argentina, 12. El chavismo venezolano, 18. Hay que añadir a ello la corrupción. La gigantesca red de sobornos de la constructora Odebrecht ha afectado duramente a la izquierda, aunque la derecha tampoco se libre de los tribunales. Así, por ejemplo, el vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, fue sentenciado a seis años de prisión la pasada semana. El ex mandatario Lula da Silva podría ver su candidatura presidencial del próximo año comprometida por haber supuestamente aceptado sobornos. También Cristina Kirchner podría ir a juicio por un caso de corrupción en obra pública

La caída en el precio de las materias primas ha afectado también a los gobiernos de izquierda al limitar los fondos destinados a bienestar social, lo que, a su vez, ha empujado a los ciudadanos hacia el neoliberalismo para intentar superar la crisis. El país más afectado ha sido Venezuela. La izquierda latinoamericana compite en las urnas contra una derecha que advierte a los votantes contra el castrochavismo, una palabra muy repetida en los procesos electorales de la región como sinónimo de empobrecimiento.

La pregunta es hasta dónde llegará el cambio de tendencia. Si se hace caso a las encuestas, puede que no muy lejos. El próximo año se celebran elecciones en Brasil, Colombia, México, Costa Rica, Paraguay y Venezuela. La izquierda lidera los sondeos en Brasil, con Lula da Silva. También en México, con Andrés López Obrador, aunque este último ya perdió dos elecciones tras ser primero en las encuestas. Incluso en Colombia lidera Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín, apoyado por una coalición de centro izquierda. Tampoco se puede obviar el espectacular crecimiento del Frente Amplio en Chile, que casi pasa a segunda vuelta tras obtener el 20% de los votos.

El millonario que prometió respetar el legado de Bachelet

Sebastián Piñera (Santiago de Chile, 1949) vuelve a la presidencia del país más desarrollado de Sudamérica tan solo cuatro años después de dejar el poder. Esto lo convierte en el único político de centro derecha capaz de vencer democráticamente a la izquierda chilena en más de medio siglo de historia.

Hijo de un diplomático que fundó el partido Democracia Cristiana, Piñera es un acaudalado empresario cuya fortuna asciende a unos 2.300 millones de euros. Es el octavo hombre más rico de Chile y se encuentra entre los 750 más acaudalados del mundo, según la revista Forbes. Su carrera despegó con la introducción en Chile de las tarjetas Visa y Master Card, a través de la empresa Bancard, y posteriormente realizó numerosas operaciones empresariales como la compra de acciones de la aerolínea LAN. En el pasado se señaló a algunas de sus empresas por prácticas corruptas.

Aunque se impuso por nueve puntos a Alejandro Guillier, candidato de centroizquierda apoyado por el oficialismo, su mandato no será fácil. Piñera ganó en primera vuelta, pero con un resultado mucho menor al pronosticado en las encuestas. Ese resultado apurado lo llevó a comprometerse en la segunda vuelta con que no cambiará la política de educación gratuita introducida por el actual Gobierno de Michelle Bachelet, cuando en su campaña había optado por un modelo de pago. También reformará el polémico sistema de pensiones privado, una de las mayores aspiraciones de la coalición izquierdista Frente Amplio, tercera en las elecciones de noviembre con un 20% de los votos.

Esta medida llama la atención si se tiene en cuenta que fue José Piñera, su hermano, quien ideó el sistema desde su puesto como ministro de Trabajo en la dictadura de Pinochet. El presidente electo votó a favor de la salida del militar del Gobierno en el plebiscito de 1988 y probablemente tenga que luchar ahora con el sector más derechista del Congreso para conseguir la reforma de las pensiones.

El principal problema al que se enfrenta Piñera es la división existente en la Cámara de Diputados. Su partido, Chile Vamos, ganó las parlamentarias de noviembre, pero no consiguió una mayoría en una cámara con una representación creciente del Frente Amplio y un fuerte remanente oficialista.

El presidente electo se comprometió a recortar impuestos corporativos, algo que no será bien recibido por la izquierda. Deberá también mantener la corrupción al margen. El entorno de Bachelet se ha visto salpicado por varios escándalos, el mismo problema que tuvo Piñera en su primer mandato. Cuatro años después todavía continúan apareciendo colaboradores y ministros de aquella etapa en los juzgados.