Encuentra a su torturador en Twitter

Héctor Estepa MONTEVIDEO

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Héctor Estepa

Un joven busca en las redes a los represores de la dictadura uruguaya

26 feb 2018 . Actualizado a las 08:03 h.

Juan Ángel Urruzola nunca olvidará el día en que fue detenido mientras tomaba café con una amiga. Era 1972 y Uruguay pasaba por un tenso período que desembocaría en el golpe de Estado y la dictadura del presidente de facto Juan María Bordaberry, que había llegado al poder tras las elecciones del año anterior.

El ahora fotógrafo fue identificado como opositor y llevado al cuartel general del temido Sexto de Caballería, una de las sedes del horror de las torturas militares de la época.

«Apenas llegué me empezaron a pegar y me dejaron parado a la intemperie, semidesnudo, en pleno invierno. Lo único que me preguntaban era que les dijese si era tupamaro», describe. Los militares se referían al movimiento político y guerrilla urbana de izquierda que operó en Uruguay en los 60 y principios de los 70. «Yo no lo era. Lo había sido, pero no lo era ya y nunca les dije que sí. Me metían en toneles llenos de agua con excrementos y cuando me estaba ahogando me sacaban. Se llama hacer el submarino. Luego te dan corriente eléctrica aprovechando que estás empapado. Ese tratamiento duró 95 días hasta que me trasladaron a una cárcel militar», relata.

Urruzola y varios de sus compañeros torturados interpusieron en el año 2011 una demanda contra los soldados que les infligieron aquellos tormentos. Una ley impedía, antes de esa fecha, juzgar a los efectivos del Ejército que operaron durante la dictadura. La Justicia se encontraba con el problema de ubicar a los militares para citarlos tres décadas después de la caída de la dictadura, y el fotógrafo decidió emprender su propia búsqueda.

El pasado 10 de febrero, Urruzola encontró a uno de los capitanes del Sexto de Caballería en la red social Twitter. Internet no solo reúne amigos en la distancia o a antiguos compañeros de instituto separados por el tiempo. En este caso también puso a un torturado frente a frente con su torturador.

«Tú sos el Alexis Grajales del 6to de Caballería que por el año 72/73 ya torturaba salvajemente a los detenidos políticos y para eso se tomaba unos cuantos whiskis, tanto es así que tus víctimas recuerdan el tufo a alcohol que se sentía desde debajo de la capucha ¿Sos vos?», tuiteó Urruzola. «Sabes @argoefo tengo grabada en mi retina (soy fotógrafo) tu imagen desaforado, con tu uniforme verde todo mojado de las salpicaduras del submarino, venías y te llevabas compañer@s de la glorieta del 6to donde estaban todos de plantón, yo estaba tirado en un camastro», escribió el fotógrafo uruguayo.

Cierre de perfiles

Sacó varias capturas de pantalla, en previsión de que Grajales cerrase su cuenta, algo que se produjo poco después. El ex militar había decidido esfumarse de las redes. Tiene un perfil en Facebook, pero no es posible acceder a él en el momento en que se escribe este artículo. «Un personaje como Alexis Grajales, nefasto para cientos de expresos que fueron torturados y vejados por él y su patota de oficialitos (cuadrilla), te lo encuentras en una red social pontificando y hablando, cuando el único lugar donde debería hablar es en los juzgados», denuncia Urruzola.

«No me causó nada ver su cara en una fotografía. Es más bien una persona desagradable. Yo ya lo había visto por debajo de la capucha cuando nos torturaban y siempre me causó desagrado. Siempre me parecieron gente despreciable, tanto él como el resto de soldados que participaron en las torturas contra los detenidos», relata.

El fotógrafo dice no guardar un odio personal, pero sí reclama justicia. «La impunidad es un drama en nuestra sociedad. En España también hubo impunidad de los crímenes del franquismo. Creo que para reconstruir un tejido democrático sano, las sociedades deben lograr que actúe la justicia. En Uruguay o Argentina no hemos agredido nunca a estos criminales. Lo que queremos es que vayan a la justicia y respondan por sus crímenes. No solo de torturas. Esta misma gente violaba mujeres, asesinaban compañeros y los desaparecían», comenta Urruzola. El fotógrafo continúa escudriñando las redes sociales en busca del resto de sus torturadores.