La adicción a los videojuegos ya es reconocida como enfermedad

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Desde hace unos meses esta dolencia mental se considera cubierta por la Seguridad Social

25 feb 2019 . Actualizado a las 14:29 h.

La adicción a los videojuegos ya se considera una enfermedad. La propia Organización Mundial de la Salud así lo ha confirmado hace unos meses en su edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades y, tras su paso por asamblea general, entraría en vigor a comienzos de 2022.

Al tratarse de un asunto tan polémico, no estaba muy claro si la OMS lo incluiría en su informe CIE-11, una clasificación que se lleva elaborando desde hace más de 10 años y que refleja los progresos en medicina y los avances en comprensión científica. La principales incorporaciones de este último CIE-11 son apartados sobre la medicina tradicional, otro sobre salud sexual y la gran novedad en cuanto a trastornos mentales sería la adicción a los videojuegos.

El estudio de este tipo de conductas es un fenómeno emergente en la sociedad. Por un lado, el creciente interés en clasificar muchas conductas como adictivas -por ejemplo, las compras, el sexo o el trabajo- acababa descentrando la atención en lo verdaderamente importante. Lo que se ha hecho es tener en cuenta los trastornos o desadaptaciones psicológicas generadas -de forma más o menos permanente- por la evolución tecnológica y la adaptación a las nuevas formas de acceso a la información y la comunicación, entendiendo por adicciones tecnológicas las que engloban a la interacción hombre-máquina y dividiéndolas en dos grandes grupos: las pasivas (la televisión) y las activas (internet, móvil, videojuegos...).

¿Qué síntomas se presentan cuando existe adicción a los videojuegos?

Diagnosticar una adicción de este tipo parte del mismo principios que las adicciones a sustancias nocivas,. Por un lado, está la incapacidad de control e impotencia que, pese al intento de controlarla, no se puede detener una vez comenzada la acción. Por otro lado está la dependencia psicológica, que incluye la irresistibilidad al deseo y el ansia. Ya por último, contempla los efectos perjudiciales graves para la persona y su ámbito familiar y social, doferenciando entre conflicto intrapersonales y conflictos interpersonales.

La angustia y el deterioro significativo para quienes sufren esta adicción son normalmente detectables a partir de los 12 meses desde su aparición ya que los síntomas van aumentando de forma gradual. Permanecer muchas horas conectado o perder la noción del tiempo es un claro indicador de un uso adictivo. “Un minuto más” o “ahora voy” son algunas de las respuestas automáticas que dicen los que están enganchados. Hay otras claras evidencias de que estamos ante un trastorno por muy obvias que puedan parecer: aspecto físico descuidado, horas de sueño perdidas o hábitos de alimentación alterados. A nivel escolar, las consecuencias pueden ser mucho más graves como el fracaso escolar o el abandono de los estudios.

Antes de que un usuario piense que Internet es el único lugar en el que sentirse bien, es imprescindible detectarlo y actuar. Después de ese paso llegará la soledad y la merma del bienestar psicológico. Ante cualquier alteración del humor, exceso de impaciencia, aparición de ansiedad o irritabilidad a causa de, por ejemplo, lentitud de la conexión a Internet, estamos ante un evidente caso de adicción a los videojuegos. En ese caso, el papel que juega la familia y el entorno más cercano es crucial para frenarlo a tiempo.