Son la solución ideal para industrias que generan excesiva cantidad de residuos y mejoran la imagen de las empresas en términos de higiene y seguridad
24 jul 2019 . Actualizado a las 11:29 h.Es obvio que la población está cada vez más sensibilizada con el medio ambiente, el reciclaje, la sostenibilidad y la gestión de residuos, de ahí que muchas empresas e incluso hogares se hayan planteado nuevas fórmulas para ser más respetuosos con el ecosistema. Reciclar se ha impuesto casi como norma en el 2019, por lo que quedarse atrás no es una opción. ¿La solución? Las prensas de compactación de residuos.
Una buena gestión de residuos influye no solo en el espacio que habrá que destinar a los desechos sino también a cuestiones de higiene y seguridad, sobre todo en casos de empresas dedicadas a la alimentación o al sector alimentario en todas sus variantes. También es un buen método para aquellas compañías ubicadas en lugares remotos por los que no pasan con frecuencia a recoger los residuos. Almacenarlos prensados evita la acumulación y la invasión del espacio y, cómo no, los olores desagradables.
Otro factor a tener en cuenta a la hora de elegir es ver prensas de compactación que sean las más adecuadas para el espacio del que se dispone y para los residuos a tratar. Hay compañías que generan varios tipos de residuos de forma simultánea -cartones, plásticos, latas, cristal…- por lo que una prensa multicámara sería la alternativa más acertada. La optimización del espacio también es importante, por eso las prensas tienen un tamaño tan reducido, para así poder adaptarse a la capacidad de almacenaje de cada cliente.
Prensas de compactación verticales
De todas las prensas de compactación que hay en el mercado las que más salida tienen son las verticales. En general, una prensa de compactación es una máquina estabilizada, sujeta al suelo y con un contenedor hermético para, posteriormente, poder transportar y evacuar su contenidos en el punto de destino.
Una prensa vertical permite minimizar el volumen de los desechos hasta un 90% del espacio que ocuparían sin compactar. Se prensa a través de la presión de manera que los materiales se deforman y se doblan hasta comprimirse al máximo. Funcionan con unos vasos comunicantes que se activan a través de un motor que a su vez ejerce fuerza y provoca la condensación total de los residuos. El resultado: un fardo compacto y poco espacioso. Por ejemplo, un metro cúbico de cartón suelto pesa unos 30 kilogramos; si se compacta en bloques, ese metro cúbico de cartón pesa más de 150 kg, por lo que el ahorro logístico es considerable.
Además de todas estas ventajas de reciclaje sostenible, ahorro de espacio, mejora de la higiene y facilidad de uso, los compactadores -si se usan correctamente- pueden tener una larga vida útil y durar muchos años sin tener que invertir excesivas cantidades de dinero.