Entelequias

Noelia Ordieres
Noelia Ordieres REDACCIÓN

OPINIÓN

08 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Entelequia: Según la filosofía de Aristóteles, fin u objetivo de una actividad que la completa y la perfecciona. Pero también dice la RAE que significa «cosa irreal».

Y la política actual así se manifiesta, mientras unos buscan la entelequia dándole un significado filosófico, generando confluencias que sumen una mayoría de sonrisas suficiente, para darle otro color a nuestro país (nuestro, de quienes intentamos pagar nuestros impuestos, de quienes defendemos unos servicios universales, de quienes creemos en una sociedad más justa y más equitativa), y conseguir el fin último de la perfección y de una suma completa (y compleja), no solo que haga real los últimos datos de las encuestas preelectorales, si no que consiga que  2+2 no sean 3 ni 4, sino que, se conviertan en 6.

Y después está quien quiere que el significado de entelequia, sea, como no, una cosa irreal. Que las encuestas se equivoquen, que no existan sumas, sino restas que les beneficien, que la realidad que se manifiesta en forma de pérdida de votos en cada proceso electoral, sea esa cosa irreal, que no va a suceder (de nuevo).

Vivir en ensoñaciones constantes, o en paradigmas abstractos, hacen que, la realidad de unos y otros no sea equidistante, con lo cual hay quienes cada día se encuentran más lejos del contexto que otros.

Podemos (palabra maldita para muchos) utilizar la magia, quizás así salgan las cuentas que de otra forma no salen y pensar que las campañas avivadas de odios viscerales, absurdas e irreales van a conseguir que esa «cosa irreal» que mencionaba antes, se vuelva en realidad, como la isla de Utopía en la cabeza de Tomás Moro.

Y así, mientras unos y otros buscan su significado al termino entelequia, otras seguimos esperando que, la realidad no supere a la ficción y que en este proceso electoral que llevamos cargando como una losa desde hace ya, demasiados meses, se termine, hay incluso quien manifiesta que ya le da igual el resultado, con tal de que esto se acabe cuanto antes, con el peligro que ello conlleva.

Maltratar el arma del que dispone la sociedad para hacer realidad la palabra democracia, porque sí, podemos seguir soñando con sistemas de participación más activos y más eficientes, pero por el momento el voto es el único que nos queda, solo puede traer las consecuencias que observamos en cada proceso, más abstención, más lejanía de la actividad política, más desafección por las instituciones.

No voy a mencionar los datos electorales por edades, cada partido político ha de verse reflejado en su realidad, pues negar la distancia actual de quienes son ya el futuro de nuestro país, los jóvenes, con las siglas de los partidos (hasta hace 4 años) mayoritarios, sería como negar que con cada amanecer empieza un nuevo día.

Y paralizados seguimos, a expensas de los insultos de unos y otros y maldiciendo que en 20 día volvemos a votar por la inoperancia de quienes tienen su nombre en las papeletas que entrarán en las urnas.

La pobreza sigue esperando que se pongan de acuerdo para tomar medidas que acabe con ella, los miles de refugiados esperan a que se vean cumplidos los derechos humanos que cada minuto que continúan en la situación actual, les son arrebatados, la ciudadanía que sufre el paro espera impaciente mejoras en el mercado, las mujeres asesinadas por sus parejas esperan medidas para que la última, de verdad sea la última, los estudiantes continúan preguntándose por el futuro de sus becas, las personas dependientes por no morir olvidadas, las barcazas del estrecho ruegan por una acogida lejos de los hacinamientos de los centros donde los internan, y así un largo etc?

Y es que, mientras miles de mundos de desmoronan por un desgobierno, hay quien prefiere vivir en realidades paralelas.