Los inquietantes riesgos del «sorpasso»

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

07 jun 2016 . Actualizado a las 09:05 h.

Ocurrió lo anunciado: se publicaron las primeras encuestas efectuadas tras la alianza de Izquierda Unida y Podemos, y esta coalición se pone por delante del PSOE en intención de voto. Si se confirman en las urnas, será un hecho muy trascendente, porque el Partido Socialista deja de ser la alternativa; porque hay una desviación del voto progresista hacia una izquierda más radical y menos constitucionalista, y porque la nueva segunda fuerza se atribuye el título de «la nueva socialdemocracia».

Quizá por estas razones, los medios informativos están destacando más este anuncio de sorpasso que los demás hechos trascendentes que revelan esas encuestas: la repetición de la victoria del Partido Popular y la continuidad de la clamorosa insuficiencia para formar Gobierno. Si nada cambia en estos 19 días, el 26 de junio nos encontraremos con un panorama similar al que pretendió cerrar la repetición de elecciones. Cuando Obama llegue a España el 9 de julio no solo encontrará un Gobierno en funciones, sino también un Gobierno de incierto destino.

Pero hay algo más inquietante en el pronóstico de los sondeos: introduce un factor de enorme incertidumbre sobre el futuro político. Aunque el PP consiga gobernar, no será lo mismo tener a Podemos o al Partido Socialista como primera fuerza de oposición. Con el PSOE podrá haber discrepancias sonoras en casi todo, pero siempre habrá una línea que nunca se traspasará: la Constitución, la forma monárquica del Estado, el concepto básico de la unidad de España, la idea europea y el respeto a la economía de mercado. PP y PSOE podrán proponer reformas, pero por sus cauces, tienen ensayados pactos de Estado sobre los asuntos sustanciales de la nación y fueron hasta ahora la alternancia normal en el poder, que siempre se efectuó sin traumas. Se respetaron las reglas del juego.

Si la oposición mayoritaria que viene -no digamos si fuese el Gobierno- es la del bloque social-comunista, ¿se puede asegurar lo mismo? Es una gente con sentido agresivo de clase; que habla de «saqueadores»; que quiere revisar las relaciones (incluso económicas) con regímenes autoritarios de derechas y defiende las existentes con autocracias de izquierda; que busca ocupar el poder para imponer su ideología; que desprecia todo lo tradicional por el mero hecho de ser antiguo; que manipula el discurso del adversario, como se vio en el debate entre Pablos Iglesias y Albert Rivera; que hace más demagogia que política realista con la situación social y el sufrimiento de los desfavorecidos; que aceptará pactos de gobierno con quienes propugnan la ruptura del Estado?

Esos son los riesgos del sorpasso. Demasiado numerosos, demasiado grandes para asistir impasibles al ya inminente comienzo de la campaña electoral.