La campaña

OPINIÓN

17 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los tiempos pasan y casi todo necesita actualizarse. Las campañas electorales no son ajenas a estos cambios y el momento que estamos viviendo es un ejemplo. No hace falta más que ver en los resúmenes de televisión, acotados por la Junta Electoral en función del resultado de las últimas generales, para ver que los cabezas de lista tienen que recurrir al ingenio para que no se dé una sensación de estar en la más absoluta soledad. 

La presencia en mítines, en los repartos y en otros eventos de los propios militantes de los partidos es cada vez menor. Siguen asistiendo los más fieles, pero rara vez se ve a alguien ajeno interesado por escuchar a un político. Y esto no es una cuestión que sufra el PP y el PSOE solamente, sino también los llamados partidos emergentes. No obstante, también es cierto que no hay un pasotismo ciudadano por la política, puesto que el debate televisado del pasado lunes lo vieron 10,5 millones de personas, cifra nada despreciable y que, pese a las críticas por el desarrollo del mismo, sirvió o debería servir para que sobre todo los indecisos tomen partido y acudan a votar el domingo 26. 

También es cierto que esta campaña está siendo un poco descafeinada al tratarse prácticamente de una segunda vuelta de las de diciembre, y la reducción de la publicidad y de grandes mítines hacen que sea especial y diferente a otras, unida a la cada vez mayor atención a las redes sociales, donde parece ser más efectiva la búsqueda de votantes que en la propia calle. En cualquier caso, para todos debería abrirse un periodo de reflexión de si hay que modernizar las campañas a los tiempos que corren, aunque creo que la conclusión no puede ser otra que hay que adaptarse a la nueva era.