Gijón: toros y cultura

OPINIÓN

20 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aún está caliente el cartel de la Feria Taurina de Nuestra Señora de Begoña. El pasado miércoles fue presentada la Feria en el Real Club Astur de Regatas. Destacar la presencia de Jesús Martínez Salvador, concejal de Deportes del Ayuntamiento de Gijón; el gran periodista Andrés Amorós, que actuó de maestro de ceremonias; y el matador Juan Antonio Ruíz, Espartaco, al cuál se le rindió un homenaje e hizo las delicias del público asistente.

Los toros, son un evento cultural que vertebra la Semana Grande gijonesa y el verano asturiano. Suponen un gran impacto en la ciudad a nivel económico, cultural y social. Porque sí, la Feria mueve mucho dinero; sí, la tauromaquia es cultura; y sí, es un sitio donde ir a ver y que te vean. Es todo esto y mucho más.

Desde el 10 al 15 de agosto tendremos la oportunidad de disfrutar de maestros de primer nivel, no tanto las ganaderías. La Feria de Begoña ha ido poco a poco mejorando, haciéndose más fuerte y ganando relevancia a nivel estatal. Y en esto tiene mucho que ver la familia Zúñiga y su empresa Círculos Taurinos.

Uno siempre desea y fabula que la belleza y el arte que emanan de la quietud, el tempo, la entrega, el abandono de los matadores; llegue y le transporte a ese lugar donde sólo viven los sueños. El toro y el torero acoplados, formando un solo ente: la belleza y el arte. Pisar el terreno que nadie pisa, «preferir una cornada a enmendar», esto es la tauromaquia y por eso es una arte. El Bibio en perfecta comunión: toro, torero y público.

En las redes sociales la gente muestra su queja y despotrica contra los toros. Son libres de hacerlo, pero para tal fin se valen de proclamas en las que desean la muerte a los toreros y a sus aficionados. Estas personas -no sé si es el mejor apelativo para aquellos que desean la muerte de un ser humano para defender sus ideas- claman por la muerte de los toreros. Son capaces de festejar el festín de muerte y sangre que el noble animal produce en el torero en caso de cornada. Dicen «no es arte ni cultura, es tortura», dicen velar por la vida de un animal, pero la de un semejante poco parece importarles.

Pues oye, miren, que no. Están muy equivocados. Atacan a la tauromaquia valiéndose del argumento de la tortura. La ignorancia apremia en estos tiempos, y todos los antitaurinos que argumentan este pretexto para cargar contra los toros demuestran su precario cultivo del acervo intelectual. Al blandir la palabra «tortura» los antitaurinos están traicionando el significado de la palabra. El diccionario de María Moliner -ya que en el DRAE no se puede confiar desde que admiten «amigovio», y otras aberraciones lingüísticas- especifica la necesidad de hacer sufrir voluntariamente a un ser humano, ya sea por placer, ya sea por obtener un beneficio como contraprestación de ese sufrimiento. En tal caso, y ateniéndonos al principal significado de la palabra, las corridas se oponen totalmente a la tortura. En ningún caso la tauromaquia busca el sufrimiento del animal, pueden generar ese efecto, pero nunca es el fin.

Estos ideales contra los toros parten de una barrera cultural, de una falta de entendimiento que acaba deviniendo, con el paso de los años, en odio y rechazo. Para el disfrute de un festejo taurino uno debe partir de un bagaje cultural o una predisposición absoluta para el aprendizaje y la observación del arte del toreo. Esta falta de interés y rechazo hacia los toros ha ido calando entre la sociedad española, cuando a principios del siglo XX se limitaba a extranjeros y a un reducido número de nacionales. Hoy en día en muchos estamentos de la sociedad consideran de mal gusto todo lo relacionado con la Fiesta. Aún más en los círculos de la izquierda, tendiendo a relacionar el toreo con la derecha casposa y la España tradicional y retrógrada. Cuánto se equivocan.

A todos aquellos que no puedan entender este arte, que prueben a inmiscuirse en él a través de la literatura, de la pintura, de la música. Entiendo que pueda ser un cambio demasiado brusco el paso de los personajes de Disney a una corrida donde dan muerte a 6 morlacos. Pero inténtenlo, vayan a una corrida, vean a un torero en la plaza y denle una oportunidad, pueden quedar sorprendidos y absortos.