Independence Day

OPINIÓN

24 jun 2016 . Actualizado a las 14:57 h.

La ruptura de Gran Bretaña (GB) con la Unión Europea (UE) supone, de inmediato, una vuelta de tuerca a la crisis económica internacional que se viene padeciendo desde 2008, y que afecta a la población vulnerable, que, en la UE, se halla más expuesta en los países del sur, con España desolada por la rapiña de bancos, mercados financieros y las políticas del PP. Ahora, y les han alertado por activa y pasiva, GB y otras economías grandes sufrirán un nuevo revés que rebotará con un golpe más cruento en las economías débiles.

Sin embargo, con el tiempo, la sacudida económica será un problema menor. El problema se irá al terreno político-nacionalista. En efecto, GB dio muestras siempre de un nacionalismo acentuado, entroncado con un orgulloso imperialismo y una identidad propia que, consustancial al concepto, es miope, xenófoba, cruel y fascista. Los políticos-portavoces del Brexit, finalmente triunfante, reúnen las características de lo más perverso del nacionalismo.

Su condición de isla, inabordable desde Felipe ll hasta Hitler, es un sumando que se suma a lo anterior, aunque en esta ocasión se ha producido una ruptura que ha descubierto el rencor que, desde la Edad Media, hay en la isla. El rencor contra Inglaterra, no distinto al que en nuestro país existe contra Castilla. Escocia dará pasos para desgajarse y entrar en la UE, una UE donde anida la repulsa al no occidental, sobremanera al musulmán, factor determinante en el Brexit racista. Europa acaba de entrar en el tiempo más oscurantista desde 1945.

La UE es más que una unión económica. Nació, y fue hasta ayer, un parapeto contra el mal absoluto, la guerra. Durante setenta años el continente dejó atrás la miseria física y la moral, pero en los últimos años aparecieron los signos del horror, que siempre retorna. El Brexit es mucho más que la huida de GB, es la huida del racionalismo, la solidaridad y la decencia de Europa. Ya han empezado a soplar los vientos del egoísmo, del chovinismo, del nazismo. Preparémonos para la matanza, que es lo que más nos excita. La estúpida película Independence Day no es la lucha contra invasores galácticos, sino contra nosotros mismos, que tanto apreciamos: la lucha de unos pseudos superiores contra otros pseudos inferiores.