Las mujeres son mejores

OPINIÓN

18 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La noche del 6 al 7 de julio, mientras yo festejaba el inicio de las Fiestas de San Fermín y bebía, reía, comía, disfrutaba con mis amigos; unos indeseables, cinco, violaban a una chica en un portal en la calle Tafalla. Le tapaban la boca, agarraban sus hombros y cadera incapacitando sus movimientos, obligando a la chica a mantener relaciones sexuales con ellos.

Tenemos edades parecidas, acudimos a la misma fiesta, seguro que ellos bebieron menos de lo que yo había bebido, o quizá más. Pero ellos hicieron algo que yo nunca haría, ni yo ni nadie de los que disfrutaban conmigo de la fiesta: ellos violaron a una chica en un portal y grabaron los abusos. Cinco hombres para una mujer: muy valientes.

Hace seis años que acudo a Pamplona en fiestas. Por mi artículo de la semana pasada pudieron dar cuenta de mi pasión por San Fermín. Y no les voy a negar que todo lo que piensen que allí puede suceder: sucede, sí, o puede suceder. He bebido, he salido, he quemado Pamplona como pocos. Cómo no, he padecido las consecuencias que esto conlleva: borracheras que me han llevado directo a casa, resacas brutales que te dejan postrado en cama dos días, discusiones y riñas con personas que no debería, dolores de cabeza y tal malestar que preferirían casi morir que padecer, lloros, disgustos. Pues eso, todo lo que acontece a una gran borrachera. También he disfrutado, reído, celebrado como nadie. Tengo momentos tan felices en Sanfermines que nunca borraré de mi memoria.

El Ayto. de Pamplona lanzó la campaña «Tolerancia Cero» y como decía Jabois en su artículo del día 12 de julio, quizás durante un tiempo ha habido «tolerancia uno». Y esto es un gran problema. Vemos con naturalidad que a una mujer le puedan tocar el culo, y no caemos en la cuenta de las grandes dosis de machismo que esto tiene implícito. Y no sólo esto, si nos paramos a observar nuestra sociedad rezuma machismo por todos los lados.

El problema no reside en las Fiestas de San Fermín: en la falta de control, el libertinaje, el hedonismo, grandes dosis de alcohol y drogas, y miles y miles de personas. El problema no es éste, el problema reside en esos que son capaces de abusar de una mujer. El problema está que a día de hoy haya estos indeseables en nuestra sociedad. Que no sepamos detectarlos. Que haya quien les defienda: «algo habrá hecho ella» o «es que van provocando». Son frases que escuchamos bastante a menudo, y en ocasiones encajamos con naturalidad. Alguna vez yo he sido autor de alguna de estas marrullerías, me arrepiento por ello. Un hombre puede enseñar su torso o mostrarse desnudo con total naturalidad e impunidad; cuando es una mujer la que se muestra así las cosas cambian, muchos creen tener vía libre: y no es así.

Es digno de alabanza la actitud de todos los pamplonicas condenando el menor atisbo de abuso sexual y agresiones sexistas. Oponiéndose totalmente a esa imagen que muchos pretenden vender de su fiesta, la de todos, como un buffet libre de sexo gratuito donde uno tiene acceso a todos sus deseos. Viendo carteles de agencias que organizan viajes para guiris uno casi cae en la convicción de que al llegar a Sanfermines tiene derecho de pernada. Y luego pasa lo que pasa, el alcohol, las drogas, los excesos y las taras mentales de algunos hacen el resto.

Me gustaría que mis amigas, cualquier mujer, pudieran volver a casa solas, sin miedo, como yo hago. Que no se sientan mercancía sexual a los ojos de babosos. Que puedan hacer lo mismo que yo, puesto que somos iguales. Es más, esto no es cierto, porque las mujeres son mejores.

Para la normalización e igualdad total entre hombres y mujeres aún nos queda un largo camino que recorrer, en todos los aspectos: sociales, laborales. En todo. Pongámonos ya a trabajar en ello. Y recuerden amigos: «un no es un no». En los Sanfermines y en cualquier lugar del mundo.