Turquía: el golpe de Estado de Gila

OPINIÓN

20 jul 2016 . Actualizado a las 07:40 h.

Organizar hoy en día un golpe de Estado sin suprimir antes todas las señales telefónicas que operan en el país es como ir a la guerra por el sistema Gila. Y lo es porque el fallido golpe de Estado en Turquía lo neutralizó el presidente Recep Tayyip Erdogan contactando en directo por teléfono móvil con una cadena de televisión, a través de la aplicación Face Time que lleva incorporada el iPhone y mediante la cual se puede ver la cara de quien llama y la de su interlocutor si tiene un aparato de la misma marca. Bastó que los turcos viesen a su presidente en un móvil exhortándolos a que saliesen a la calle y se opusieran a los designios de los golpistas para que la fuerza del pueblo en calzadas y plazas se impusiera a la de los insurrectos merced al dispositivo más potente de nuestro tiempo.

De nada sirvió a los golpistas ocupar y llevar a negro la señal de la televisión pública, cerrar puentes sobre el Bósforo o bombardear el Parlamento y otros lugares estratégicos en el siglo XX, si no se ocuparon de cortar el cordón umbilical que en el XXI une a cada ciudadano con los demás en cualquier lugar: los teléfonos móviles inteligentes, las telecomunicaciones, Internet. El llamamiento de Erdogan saltó de la televisión a las redes sociales y los turcos se lanzaron a las calles a parar los carros de combate porque ni la plaza Taksim de Estambul era la de Tiananmen en Pekín ni los militares rebeldes el Gobierno chino.

La mayoría de la gente, incluidos periodistas y políticos, se enteraron e informaron de la asonada militar por WhatsApp o Telegram, aplicaciones mucho más rápidas que Facebook o Twitter, convertidas en los nuevos quioscos de prensa.

Erdogan sigue movilizando a sus seguidores a través de la televisión y las redes sociales para hacer frente a posibles reductos golpistas alzados contra el poder legítimo, pero a la vez aumenta la cifra de detenidos y destituidos manu militari, hasta superar los 60.000 y alarmar a países de Occidente, inquietos ante la magnitud de los arrestos y el cheque en blanco que está siendo el fallido golpe de Estado.

¿Cómo es posible que los conjurados ignorasen la fuerza actual de los móviles y de las redes sociales, hasta el punto de no tenerlas en cuenta en la planificación del golpe? ¿Es casualidad que Erdogan contactase por Face Time con su interlocutor en la televisión privada turca? ¿La purga que está llevando a cabo el presidente turco en la judicatura, el Ejército y la policía estaba preparada o es únicamente consecuencia de la abortada asonada, y todos los detenidos, cesados y apartados están implicados directamente en la intentona? ¿Es verdad que el avión en el que regresaba a Estambul Erdogan fue hostigado por dos cazas F-16 de los golpistas, que llegaron a fijar en su radar el aparato del presidente y que sin embargo renunciaron a derribarlo?

Demasiadas sombras en un Gobierno autoritario salvado por todos los demócratas.