Con «F» de femenina

OPINIÓN

04 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Existe una palabra que tiene la capacidad de provocar reacciones polémicas al ser pronunciada. El feminismo. El feminismo ha experimentado oleadas que lo han llevado por sendas difusas, fomentando contrastantes perspectivas. La razón quizá se encuentre en su enfática confrontación con la feminidad. Gran parte de la sociedad patriarcal se ha encargado de inculcar en el imaginario colectivo la imagen de la feminista como una mujer que odia a los hombres y descuida su imagen en protesta a las normas establecidas.

El concepto distorsionado se transforma en un nuevo feminismo del siglo XXI, donde la lucha por la igualdad no conlleva una actitud excluyente, ni del sexo opuesto, ni del atavío. Por el contrario, su inclusión es una forma de auto afirmación referente al papel que desempeña la mujer en la sociedad, con plena libertad. La apuesta por la igualdad entiende que ser femenina no es sinónimo de frivolidad, ni ser masculina es sinónimo de agresividad. Invita a la reflexión sobre lo que significa ser mujer.

Por eso soy feminista y soy coqueta. Creo en la igualdad y me maquillo. Soy libre y uso tacones, y estas actitudes no niegan mis convicciones.

Me expreso contra el machismo, y contra el patriarcado, pero también hago todo aquello con lo que me siento cómoda, pues es allí donde yace la libertad. Pero, ¿qué pasa si nos sentimos cómodas arreglándonos o depilándonos o incluso maquillándonos? Eso parece no darnos derecho a estar en contra del machismo y a favor de la igualdad.

Hoy nos estamos auto discriminando al querer liberarnos; usar tacones no te hace menos libre, y debe ser una convicción de todas las que quieren la igualdad que hacerlo no te hace ni más ni menos mujer, ni más ni menos fuerte. Las mujeres tenemos una gran cantidad de estereotipos contra nosotras mismas.

Siento el peso de los estereotipos que creen que pueden juzgar qué está dentro de mi mente por la simple pero (socialmente) gigante decisión de plancharme el pelo antes de una fiesta. Soy feminista y soy coqueta, creo en la igualdad y me maquillo, soy libre y uso tacones. Puedo, quiero. No se contradicen. Soy feminista y soy femenina: puedo serlo, o no; pero lo uno no quita lo otro.

Estas actitudes no niegan mis convicciones.