Contra el olvido

Alfredo Vara
Alfredo Vara EL PUENTE

OPINIÓN

23 ago 2016 . Actualizado a las 07:58 h.

Se llama Yusra, tiene 18 años, es siria y nadó en los Juegos Olímpicos de Río. No ganó medallas, pero estar allí era ya un premio inimaginable cuando huyó de su país con su hermana y ambas nadaron durante varias horas remolcando la frágil embarcación en la que trataban de alcanzar la costa griega con otros aspirantes a refugiados. Yusra formó parte, junto con otros nueve deportistas, del equipo de refugiados que compitió en Río bajo la bandera olímpica por decisión del COI.

Aunque quedasen lejos del podio, el hecho de competir, formar parte del primer equipo de refugiados de la historia de los juegos y contribuir a que el drama de quienes tienen que huir de su país no desaparezca de los titulares de los medios, constituye un premio de aún mayor dimensión.

Sus nombres forman parte de la lista que ha sacudido las conciencias del mundo desarrollado por unas horas, días o semanas.

Como el del pequeño Aylan, que a tantos hizo llorar cuando su cadáver en una playa hizo ver al mundo que el éxodo sirio cuesta también vidas infantiles. O el de Omram, el niño de cinco años rescatado de los restos de un edificio bombardeado en Alepo. Sucio, ensangrentado, cubierto de polvo, su mirada perdida evidenció la tragedia de tantos niños de su edad que no han conocido un solo día de paz.

Sus nombres han servido para recordar el drama de tantos muertos sin nombre que se agolpan en depósitos de cadáveres de Grecia, en la bodega de barcos hundidos en el Mediterráneo, bajo los escombros de sus casas o sepultados bajo los hospitales bombardeados en Siria u otros países.

Sus nombres son dosis de vitaminas contra el olvido del inacabable drama de los refugiados.