El hombre de la mayoría absoluta

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

09 sep 2016 . Actualizado a las 08:29 h.

Si el CIS no la pifia como en la últimas elecciones generales, Galicia se dispone a revalidar su título de joya de la corona para el Partido Popular. En una geografía nacional, autonómica y municipal plagada de mayorías insuficientes que terminan por entregar el poder a la izquierda o por aceptar las condiciones de Ciudadanos, Galicia es un ejemplo de estabilidad del voto conservador, como si el Gobierno del PP fuese inmune al desgaste de tantos años de ejercicio del poder. Cuando las cosas suceden así, no hace falta estudiar teoría política. Es que se dan las circunstancias precisas para alcanzar la victoria: buenos resultados de gestión, buena comunicación con la sociedad, prestigio de la marca, ausencia de corrupción que afecte a la Xunta, fortaleza del liderazgo e insuficiencia de los aspirantes. Como diría el Padre Astete en su viejo catecismo, estos seis mandamientos se encierran en dos, al menos en esta convocatoria: fortaleza del líder y debilidad de los aspirantes.

Si el PP renueva por tercera vez su mayoría absoluta, hay pocas dudas de que se debe, en primer lugar, a la personalidad de Alberto Núñez Feijoo. Los resultados son más o menos los generales del PP en el conjunto de España. El prestigio de la marca es igual en Galicia que en Asturias, pongo por caso, aunque mayor que en las regiones donde hubo escándalos económicos. Y la buena comunicación es atribuible en gran parte a la figura del presidente, que sigue siendo uno de los personajes más buscados por los medios informativos. ¿Por qué? Porque tiene discurso y porque, como acaba de demostrar en el caso Soria, sabe ser crítico con sus propios compañeros.

Y Feijoo tiene, además, baraka, suerte política. Solo a un político afortunado le puede ocurrir que su gran competidor, el PSdeG, se haya metido en guerras internas justo en el momento de confeccionar las listas. Solo a un hombre de suerte le puede ocurrir que su competidor ideológico, Ciudadanos, no haya encontrado candidata a la Xunta hasta el último minuto. Y solo a una persona con baraka le sucede que el BNG haya perdido gran parte de su atractivo en el medio rural o que la fuerza política novedosa, En Marea, haya pasado una crisis de relación con Podemos y a su candidato le falte conocimiento popular.

Ahora bien: me temo que para Feijoo comience irremisiblemente la despedida de Galicia. Con esta posible victoria, se consolidará como el deseado de la derecha española para cuando Rajoy termine su mandato. Ya lo es, está en todas las quinielas y rumores, pero ahora añade el mérito de ganar en las peores circunstancias. Aunque sea para dentro de cuatro años, el 25 de septiembre Feijoo quedará situado en el primer puesto de la sucesión.