Por un puñado de miles de millones

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

13 sep 2016 . Actualizado a las 08:13 h.

De toda la información divulgada en el día de ayer, la que más me asombra es la que dice: el Estado español cuenta con perder más de la mitad del dinero que destinó al rescate de la banca. Esa difusa «más de la mitad» tiene un número: 26.000 millones de euros, que algunos expertos elevan a cerca de 40.000. Es una cantidad tan alta, que el lector me disculpará si digo que apenas sé escribirla. Desde luego, no sabría escribirla en pesetas. Pero el asombro es mayor si se piensa que, después de perder esa barbaridad de pasta, aquí no pasará nada, ningún responsable se conmoverá y posiblemente la oposición pida alguna explicación, pero solo para cubrir el expediente.

Es poco útil hacer comparaciones, pero quizá sea ilustrativo. Ana Pastor no ha convocado un Pleno del Congreso, y la oposición la quiere poco menos que echar de la política, promoviendo su reprobación como presidenta. Al parecer, hizo algo insólito en un cargo público: atiende las indicaciones de los dirigentes de su partido. García Margallo dijo que la independencia de un territorio es un desgarro que nunca se supera y los independentistas catalanes arremeten contra él como si hubiera cometido un crimen. Añadan ustedes todos los hechos y declaraciones que solo tienen algún interés mediático y, sin embargo, provocan todos los días auténticas conmociones.

Ah, pero llega un suceso económico que supone el doble de lo que se ha recortado en servicios esenciales para el ciudadano, y la oposición pasa de largo. Monta un gran lío demagógico cuando se ayuda al sistema financiero a superar la crisis, y ahí se acaba todo. Ni pide responsabilidades ni pregunta quién hizo tan ruinosos cálculos. Como se trata de la banca, se podrá jugar con un viejo chascarrillo: si alguien debe al Estado veinte euros, tiene un problema, los hombres de Montoro se los reclamarán con intereses y probablemente con una sanción. Si las entidades bancarias salvadas deben al Estado 26.000 millones y no los pueden devolver, quien tiene un problema es el Estado. Y como el Estado somos todos, todos tenemos un problema con la banca saneada: nos debe esa cantidad, nos dice que no la puede pagar y callamos como benditos. Por disculpar, disculpamos incluso a quien nos prometió que «el contribuyente no pagará ni un euro».

Sirva el episodio para certificar una vez más quién manda en este país y me temo que en cualquier otro: no son los gobiernos, sino los poderes económicos, a cuya cabeza figura la banca. La importancia de algo no se mide por lo que se publica en el Boletín Oficial del Estado. Se mide por la cantidad de dinero que el Estado está dispuesto a perder con él. Y algo más: por la cantidad de silencio que guarda la oposición.