Francesc Homs, en su día de gloria

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

20 sep 2016 . Actualizado a las 08:19 h.

Todo el mundo tiene derecho a su minuto de gloria, incluso a su día de gloria, y el señor Francesc Homs lo tuvo ayer. Ha logrado la aspiración de todos buen independentista: ser llamado a declarar por un acto de desconexión. Y además, no fue llamado por cualquier tribunal, ni siquiera por el Superior de Justicia de Cataluña; fue llamado por el mismísimo Supremo, dada su condición de aforado. Y vive Dios, como diría un clásico, que aprovechó el momento. El viernes estuvo con los presidentes de la Generalitat y del Parlament, como un cruzado que se marcha a la guerra contra el infiel español. Ambos le impartieron sus bendiciones, seguramente necesarias dada la envergadura de la misión. El fin de semana fue homenajeado en Arenys de Mar como un héroe de la causa nacional. Y algún probo funcionario del Supremo le había hecho el gran regalo: le envió la citación habitual que apercibe del riesgo de detención si no comparece, sin tener en cuenta su aforamiento. ¿Qué más quería el patriota don Francesc Homs? Denunciado, llamado a declarar y, encima, amenazado de detención por la fuerza: todos los ingredientes para ser un mártir de la causa.

Ahora, después de declarar, solo me preocupa una cosa: que sea declarado inocente. Y algo peor: que ni siquiera haya juicio oral. Sería una faena inconmensurable para el señor Homs, que ayer expresó su convicción de que «la sentencia ya está dictada» y será condenatoria. Para anticipar ese resultado, don Francesc aduce que ha visto una total coincidencia de criterios entre la Fiscalía y los jueces instructores, como si se tratase de una conspiración judicial: ¡todos unidos contra él, que el 9N no hizo otra cosa que obedecer un mandato del pueblo de Cataluña! ¡Todos unidos contra él, que cumplió la ley que imagina y no tiene por qué cumplir la ley que está escrita en los códigos! ¡Qué terrible decepción si ahora no lo condenan! ¡Qué desencanto más cruel, si el Supremo no encontrase motivo para esa sentencia que adivina condenatoria!

Tengo ganas de escribirle a don Carlos Lesmes, presidente del Alto Tribunal, para que intervenga: hay que conseguir la condena de Homs cueste lo que cueste. No vaya a resultar que, después de decir que las instituciones del Estado están al servicio del Gobierno del PP y que la Fiscalía «es el brazo armado del Gobierno del PP», alguien alegue también que se cumplió la ley, pequeño detalle tratándose de la Justicia. Y no vaya a resultar que, después del número que montó con Artur Mas y compañía, su ascenso al cielo de los mártires se frustre. Aunque, ahora que lo pienso, ¿eran sinceros todos los que le acompañaron ayer? ¿No les estará quitando un puesto en el martirologio? Sobre todo, al mentado Mas.