¿Es Stan el quinto hombre?

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

20 sep 2016 . Actualizado a las 08:19 h.

Vi la final prodigiosa entre Wawrinka y Djokovic. Soy uno de esos privilegiados. La tienen en la memoria eterna de Internet. Qué tenis, arte. Ni el mejor Djokovic pudo contrarrestar a un desatado Wawrinka. Esa victoria en el Open USA abrió el debate. ¿Es Stan (acortó su nombre y dejó mujer e hijo para iniciar una nueva vida) el quinto hombre? ¿Puede estar a la altura de los cuatro genios, Federer, Nadal, Djokovic y Murray? Puede, pero llega tarde (31 años). El talento no alcanza. Entrenar no es suficiente. La fortaleza mental lo es todo en la vida y en la pista. Ese gesto de Wawrinka señalándose rabioso con el índice la sien es el resumen de sus dos etapas en la competición. Antes parecía que se pegaba un tiro en la sien en los momentos decisivos. No sabía controlarse. Era un furioso perdedor. Y ahora sabe frenar en el filo del acantilado como solo hacen los superdotados. Es un arrebatado ganador. Fue el extenista Magnus Norman el que templó el acero destemplado de Stan. Federer es Fred Astaire, otro mundo. Nadal es nuestro. Djokovic es un monstruo. Todo lo hace bien. Y Murray, a la chita callando, ahí está con dos oros, pero un paso por debajo. Wawrinka, con ese físico peculiar, tiene la fuerza bruta, esos golpes animales, bestiales, de Nadal, pero goza de un revés clásico, a una sola mano, que es una belleza. Con la nariz roja y la cara con acné, como les pasa a los eternos adolescentes, Stan ha ganado tres grandes, pero un único máster. No tiene los números de los cuatro ases, pero es un satélite importante. Una gozada cómo deshizo la estatua de Djokovic como si estuviese Nolan construido en azúcar. Wawrinka es capaz de devolver un saltamontes y dejar muerto al rival y al saltamontes sobre la línea de cal. Cuando se crece, mutila al contrario. Es una pena que su carácter no se forjase antes. Pero aún le veremos finales asombrosas, de las que piden tomarse otro whisky.