Nueve meses, mil fracasos y una sospecha

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

22 sep 2016 . Actualizado a las 08:17 h.

Si hoy es 22 de septiembre, acabamos de cumplir nueve meses de Gobierno en funciones. Lo que se llama bloqueo dura unas semanas menos, pero es igual: una eternidad que está provocando el hastío de mucha gente, la coña mariñeira de otra mucha, el desprestigio de los políticos incapaces de acordar nada y unos perjuicios económicos que Luis de Guindos agravó, para acongojarnos, con este toque de optimismo: «Las peores crisis económicas son las que proceden de las crisis políticas». En estas condiciones, que la democracia permanezca intacta, que el capital no huya despavorido y que la participación en las elecciones del domingo dependa más de la lluvia que del cabreo ciudadano, es ciertamente meritorio. No le llamo milagro por no exagerar, pero tiene mucho mérito.

Debe ser por lo que dijo el rey Felipe en la ONU: por la fortaleza de la sociedad, la solidez de las instituciones y la vigencia del sistema de libertades. Y algo más que un jefe de Estado nunca puede decir: porque no queda otro remedio. No tenemos más alternativa que aguantar estoicamente los manejos de los políticos, sus intereses de partido, sus veleidades ideológicas y hasta las aspiraciones y deseos de sus parejas, como algún día habrá que contar. Y ese voluntarioso rey que menciono debe de estar hasta la mismísima Corona del caso que le hacen: sus apelaciones al diálogo, al deber y a la responsabilidad no son obedecidas ni aunque las diga en la paz navideña, por escrito a Ana Pastor o en la sede de Naciones Unidas y lo escuche el mundo mundial.

Ahora, por lo visto, se están tratando de salvar las cosas de comer más urgentes y se abrió un diálogo entre PP y PSOE para aprobar las medidas económicas que eviten el varapalo de Bruselas. Menos da una piedra, pero planteo una cuestión: ¿por qué un Gobierno en funciones puede disponerse a endurecer el impuesto de sociedades con el apoyo del PSOE y no pueden ambos acordar el techo de gasto para evitar el déficit del año que viene e incluso para redactar los Presupuestos del Estado? «Por lo mismo que acaba de escribir, que está en funciones», se me responderá. Y yo alego que la Ley del Gobierno establece que el gabinete se abstendrá de adoptar decisiones, salvo las precisas para el funcionamiento ordinario del Estado y «las de interés general». ¿Son de interés general los Presupuestos? Parece que sí, porque los ministros no paran de decir que sin ellos vamos a la ruina, nos castigará Europa, no se podrán subir las pensiones y no sé cuántas desgracias más. Entonces, ¿por qué no se intenta actualizarlos? Creo que a alguien le conviene crear un clima de alarma y la alarma misma para echarle la culpa de lo que pueda pasar. De lo que va a pasar.