Razones y sinrazón de Sánchez

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

28 sep 2016 . Actualizado a las 09:38 h.

Pedro Sánchez sorprendió a todos ayer al asegurar que, aunque el Comité Federal rechace su propuesta de primarias y congreso, no presentará la dimisión. Estamos, pues, ante Pedro El Empecinado por su voluntad de permanecer en su puesto contra viento y marea. Estamos también ante Pedro El Intrépido por lanzar un calendario de actuaciones que no suscribe ni la mitad de sus compañeros que hasta ahora se atrevieron a hablar. Y solo sabremos después del sábado si estamos ante Pedro El Suicida por la cantidad de riesgos que asume en el empeño más osado -hay quien dice que irresponsable- que haya iniciado un político español en los últimos 35 años.

Mientras se producen los hechos y críticos y partidarios se sitúan en línea de combate para dirimir una batalla que producirá una gran carnicería, Pedro Sánchez está sufriendo tal agresión que su resistencia es numantina. Y no tendrá buen resultado. El clima de opinión es tan adverso hacia su persona que, si pierde, quedará como una piltrafa política; pero, si gana, le costará un esfuerzo infinito recuperar los apoyos que tuvo al comienzo de su mandato y salir del círculo de odios que cada día se vierten en artículos, tertulias y declaraciones. Es un caso insólito de árbol del que se hace leña antes de caer.

Este cronista quiere hacer un intento de neutralidad en el juicio en un marasmo de razones y de clamorosa sinrazón. Tiene razón en su propósito de que el Partido Socialista hable con una sola voz y en obligar a sus críticos a decir lo que pretenden y a terminar ese clima de conspiración permanente que se observa entre muchos de los dirigentes territoriales. Los mensajes contradictorios, la especulación constante sobre las intenciones de Susana Díaz, por ejemplo, crean un clima de inestabilidad, cuando no de jaula de grillos permanente que arruina a cualquier partido político.

Pero Sánchez entra en sinrazón en otras tres circunstancias: 1) Cuando anuncia primarias para octubre, sin que los posibles aspirantes tengan tiempo ni para recoger avales. Eso es jugar con ventajismo. 2) Cuando convoca el congreso para principios de diciembre, rozando la probable campaña electoral. Si gana él, ese congreso solo habrá servido para transmitir al electorado una imagen de agravada división interna de altísimo coste. Si lo pierde, su sucesor no tendrá tiempo ni para hacerse las fotos del cartel. Y 3) Lo tardío de la decisión. Los problemas que hoy percibe el señor Sánchez estaban ahí desde antes de las elecciones gallegas y vascas. Si los percibió, no tuvo la inteligencia ni la audacia para hacerles frente. Ahora es tarde para todo. Aunque personalmente le salga bien, saldrá mal para el Partido Socialista Obrero Español.