Demasiado serio para andar con trucos

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

06 oct 2016 . Actualizado a las 07:57 h.

Cada día siento más admiración por el presidente del Principado de Asturias, don Javier Fernández. Desde que asumió la presidencia de la comisión gestora del PSOE lo veo, lo oigo, intuyo sus dificultades, sus luchas contra los elementos y me parece increíble que conserve su serenidad. No está gobernando solo la transición de un importantísimo partido político. Está gobernando una jaula de fieras con espectadores externos que las azuzan y sabiendo que cada hora que pasa es una hora menos que tiene para salir vivo en un calendario que termina de forma inexorable el día 31. Le quedan ya menos de cuatro semanas.

No se me ocurre que pueda haber una tarea más difícil que la suya. Tiene que mantener la unidad del grupo parlamentario en medio de amenazas de ruptura de la disciplina. Tiene que lograr que esa ruptura no llegue al conjunto del partido. Tiene que mantener, por lo mismo, la autoridad flexible que requiere el delicado momento. Tiene que medir las amenazas de Pablo Iglesias de retirar el apoyo a los presidentes autonómicos socialistas. Y, si su objetivo es la abstención en una incierta investidura de Rajoy, tiene que decidir cómo se hace, a cambio de qué para salvar la cara y desarrollar una tarea sin precedentes de convicción de la militancia y los votantes. Esto es casi peor de lo que fue convencer a los procuradores franquistas de que se hicieran el harakiri en la votación de la Ley de Reforma Política que liquidaba el franquismo.

¿Cuenta con el apoyo del Partido Popular? Rajoy le hizo una llamada, pero de contenido tan difuso que se quedó en un ejercicio de cortesía. A partir de ese gesto, nada. El PP sigue sopesando la tentación del golpe de gracia en las terceras elecciones generales, y esa tentación es creciente. Ahora encontró la disculpa en que la abstención no es suficiente para garantizar la estabilidad. Rafael Hernando, su portavoz parlamentario, ya dijo ayer que «no queremos un Gobierno para veinticuatro horas». Y, por si faltase algo, informaciones oficiosas dicen que no se hablará con el PSOE hasta que se reúna su comité federal.

Sobre esto último necesito hacer un apunte: ¿cómo que no se hablará? Si Javier Fernández pide una conversación con Rajoy para saber qué terreno pisa, ¿se la va a negar después de ofrecerle cauces de diálogo? ¿Se están planteando la formación de Gobierno como un juego de trucos de listillos? La estabilidad política del país, para ser sólida, incluso para ser posible, tiene que basarse en el juego limpio. Javier Fernández, un hombre íntegro y cabal, lo merece. Y, al margen de los méritos personales, la estabilidad es algo muy serio como para meterlo en el saco de las estrategias oportunistas y las trampas del poder.