Nuestra camuflada Gran Coalición

Albino Prada
Albino Prada CELTAS CORTOS

OPINIÓN

14 oct 2016 . Actualizado a las 08:12 h.

Observo que la mayoría de los análisis sobre la forzada dimisión del secretario general del PSOE pivotan sobre causas españolas internas. Me parece oportuno reflexionar sobre si, por el contrario, otras externas no habrán sido las más determinantes.

Pues, como ha declarado un eurodiputado: «Mientras se celebraba el Comité Federal tuve la sensación de que las decisiones se estaban tomando muy lejos de allí. Quiero decir que alguien, no sé quién, considera que un Gobierno de izquierdas aquí es un riesgo inaceptable para los poderes financieros».

Cierto. No es que haya que dudar del hecho de que para defender el capitalismo ibérico de amiguetes, las puertas giratorias o la corrupción y el saqueo de lo público un acuerdo para que gobierne la derecha con la complicidad del PSOE sea la mejor garantía. Sin embargo creo que son razones externas las que han movilizado a todos los monaguillos necesarios para, como sostiene de forma rotunda Ciudadanos, evitar que algo como Podemos llegue a acercarse a la Moncloa.

Son las mismas razones que ya explicaron en su día la abducción de Zapatero, cuando viendo la luz de los mercados llamó a Rajoy. Se acordó (nuestra seminal gran coalición) reformar la Constitución en una noche para blindar los intereses de nuestros acreedores. Al no haber dimitido en ese momento, cavó la fosa en la que desde entonces se mueven los socialistas españoles. Lo adobó con esfuerzos de ajuste fiscal siempre por el lado de los gastos que reclamaban desde la troika.

Todo del gusto del BCE tutelado por el inefable Jens Weidmann del Bundesbank y sus ministros Wolfgang Schäuble y Sigmar Gabriel. Como practican también los socialistas franceses (y así les va) o los italianos.

Desde entonces esas razones externas reclaman no cuestionar ambas cosas (releer el acuerdo del PSOE y Ciudadanos de hace unos meses es clarificador, así como el posterior de estos con el PP). Se llama a eso seguridad y estabilidad en la gestión económica: no poner nerviosos a unos mercados que, con un volumen de deuda que ya supera el PIB, nos pueden poner en jaque mate despertando una prima de riesgo ahora durmiente.

Es así que la mayoritaria parte del PSOE -abducida por la troika y lo neoliberal- coincide en esto con Ciudadanos y, por tanto, con los que lo son de forma consustancial: el PP. El modelo alemán para agradar a los que mandan en el euro, el BCE y la Comisión Europea. Y ahí están de forma natural los González, Zapatero, Bono, e tutti cuanti.

Lo más preocupante es que a la izquierda del PSOE el análisis de lo sucedido veo que también se centra casi en exclusiva en aquellas razones internas (que son ciertas y de peso), pero se escamotean la externas.

Al evitarlas, quizás porque no se tiene una clara hoja de ruta alternativa, no se hace pedagogía en ese sentido (cuando el asunto se las trae como sabemos por Grecia). Así las cosas seguiremos en manos de los troikistas españoles: gobiernos que cargan la obediencia externa sobre los costaleros internos.