No hay derecho. O sí

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

22 oct 2016 . Actualizado a las 10:28 h.

No os asustéis, que esta no es una crítica de libros, aunque lo parezca. Solo es una referencia a un libro que acabo de leer: España amenazada, del ministro Luis de Guindos, que lleva un subtítulo que no engaña a nadie: «De cómo evitamos el rescate y la economía recuperó el crecimiento». En su prólogo, el presidente Mariano Rajoy hace esta descripción: «España estaba al borde del abismo y parecía que nada ni nadie podía evitarlo».

Hasta que llegaron él y su equipo, naturalmente. A partir de ese momento, Guindos narra cómo encontró todo, con el sistema financiero a la deriva, toda la economía en quiebra, Europa que apretaba por donde más dolía? Un desastre. Como para coger la cartera de ministro y largarse. Lo malo es que después de los sustos iniciales de topar con las cuentas vinieron los sustos siguientes, que fueron el aumento del paro, la subida de impuestos, las cajas de ahorros, Rato, los que no eran Rato, los que propugnaban el rescate, los que amenazaban con el rescate, unos decretos que yo no recordaba, pero que se llamaban Guindos I y Guindos II, la mano tranquila de Rajoy, la luz, la recuperación, el casi éxtasis del señor ministro.

Mientras leía sus esfuerzos, sus agotadores viajes por Europa, las asfixiantes reuniones del Eurogrupo, la valentía de la reforma laboral, iba situando en la memoria lo que decíamos la prensa y la oposición: cuando subieron el IRPF nada más llegar, cómo solo lo atribuimos a un engaño electoral; cuando hicieron la reforma laboral, le vera efigie de Margaret Thatcher con la barba de Rajoy; cuando hubo que recortar la Sanidad y la Educación, levantamos la voz contra la falta de sentido social de este Gobierno de derechas. Y así sucesivamente: a cada paso del Gobierno que Guindos recuerda, una censura de la sociedad, de los sindicatos desnortados o de la oposición.

Terminé de leer las 164 páginas (el resto son anexos) y llegué a una conclusión: hay que tener mucho aguante para gobernar. Hay que tener la piel de elefante para pensar que has dado años de tu vida, que has toreado toros imposibles como los hombres de negro, que has evitado el rescate, o que has hecho equilibrios sobre finanzas de ruina, para que Susana Díaz y otros digan que hay que echarte por «los sufrimientos que le has causado a este país». Tú, el salvador de una crisis, tratado como si fueses su causante. Y lo mismo le ocurrirá a Felipe González: el hombre que modernizó España, que terminó el golpismo militar, que nos metió en Europa y la OTAN, ahora es presentado como un «asesino» o como el hombre que tiene las manos machadas de cal viva por unos mozalbetes que llevan tres días saliendo en la televisión. No hay derecho. O sí. No lo sé muy bien.