¿Ángel de la guarda o ángel exterminador?

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

17 nov 2016 . Actualizado a las 08:39 h.

Jorge Fernández Díaz, marianista por su doble lealtad al jefe y a la Virgen, tiene un ángel de la guarda al que llama Marcelo. Este le ayuda en pequeñas cosas, «como aparcar el coche, pero también en las grandes, siempre ayuda». Doy fe de que dice la verdad: su ángel intentó colocarlo en la presidencia de la Comisión de Exteriores del Congreso. El exministro réprobo únicamente tergiversa el nombre de su protector: no se llama Marcelo, sino Mariano. En todo caso, una mentirijilla venial.

El mismo ángel que ampara al exministro ejerce de guardián de los socialistas convictos. No solo los mantiene en la mazmorra como rehenes, para que purguen pasados desvaríos, sino que les impone trabajos forzados. Como a los presos republicanos de Franco, quiso obligarlos a faenar en el valle de los caídos del PP. Necesitaba su colaboración para levantar el cómodo panteón donde reposarían los huesos del beato. Y de hecho la obtuvo en primera instancia, aunque a última hora los reclusos se rebelaron. Menos mal. Aún queda una pizca de dignidad entre los escombros del PSOE.

Esta historia, indicativa del modelo de diálogo que pretende instaurar el PP, me suscitaba una duda. La de saber qué intención pesaba más en la mente del ángel Mariano: la de premiar al amigo o la de apretar las tuercas al rehén. La de ángel de la guarda de ministros caídos en desgracia o la de ángel exterminador de partidos desahuciados.

Si primaba la primera de esas funciones, Mariano no hacía sino enaltecer el valor de la amistad. Deberían los socialistas emular el noble gesto del presidente. Él defiende a los suyos a capa y espada, y los alienta a ser fuertes, por más que algunos se dediquen a robar, instrumentalizar las instituciones con fines oscuros o son reprobados por el Congreso. Ellos, por el contrario, desatan la caza de brujas entre sus huestes y sacrifican a los supuestos amigos y correligionarios que osaron decir no al alcaide de la prisión (Sí, ya sé, la desobediencia merece castigo). Y así les va. Que Fernández Díaz fuese candidato a presidir la comisión de Exteriores -finalmente, presidirá otra comisión, la de Peticiones, sin necesidad del apoyo socialista- y que la magistrada Margarita Robles sea candidata a dejar la presidencia de la Comisión de Justicia explica por qué unos gobiernan y por qué otros languidecen.

Pero sin duda, además de aparcar al amigo en plaza de lujo y retiro celestial, quiso el ángel Mariano lanzar un aviso a navegantes socialistas. Un anticipo de los trágalas que vienen: el techo de gasto, los presupuestos, las reformas pendientes. Tentaciones derogatorias de leyes vigentes -reforma laboral, Lomce, ley mordaza...-, ni una. Veleidades opositoras, las justas. Compórtense, liquiden los últimos reductos díscolos del sanchismo, repártanse la escudilla de las migajas que les concedo y solo los molestaré cuando su abstención me resulte estrictamente indispensable. Pórtense bien o, ya saben, les retiro la respiración asistida, convoco elecciones y a morir a la miñoca.

¿Ángel de la guarda o ángel exterminador?