Los agujeros de Hacienda

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

01 dic 2016 . Actualizado a las 09:01 h.

El sistema fiscal español tiene más agujeros que un colador. Aunque viste impuestos de talla europea, la recaudación padece raquitismo. El año pasado, según datos que acaba de publicar Eurostat, las arcas públicas españolas ingresaron, en concepto de impuestos y cotizaciones sociales, poco más de la tercera parte de la riqueza generada por la economía. Exactamente, para que no haya lugar a dudas, el 34,6 % del PIB. Con tributos de similar envergadura, la recaudación media en la Unión Europea alcanza el 40 %, 5,4 puntos más que España. La diferencia, para que nos entendamos, son más de 50.000 millones de euros -cifra equivalente a todo el déficit público- que se escurren por los boquetes de la Hacienda española.

Conviene advertir que no solo hablamos de fraude fiscal. En el mapa dibujado por Eurostat se perciben agujeros legales y agujeros ilegales. Socavones que cuentan con la bendición de la ley, como esa panoplia de beneficios fiscales, deducciones y exenciones que merman el rendimiento de muchos tributos y desvirtúan la progresividad de impuestos como el IRPF. Y alcantarillas opacas donde reinan la evasión y el fraude. Pero, a efectos de recaudación -la ética y la ley son otros cantares-, causa los mismos destrozos el profesional que utiliza el sistema de módulos para escaquear parte de sus ingresos, el comerciante que pregunta «¿con IVA o sin IVA?», el rentista que se acoge al régimen de las sicavs, el ministro que visita los paraísos fiscales o la empresa o el trabajador que se benefician de exenciones superiores a los estándares europeos.

El mapa de Eurostat dibuja otro cráter preocupante. España es el único país de su entorno, y casi el único de toda la UE, donde los ingresos tributarios, medidos en porcentaje del PIB, han disminuido en la última década. Del 35,9 % en el 2005 han pasado al 34,6 % en el 2015. Antes de que algunos se apresuren a batir palmas por ese descenso de la presión fiscal, aclaremos que los impuestos no han bajado en los últimos diez años. Lo que ha caído es la recaudación tributaria, la parte de riqueza que acapara el Estado para sufragar nimiedades como las pensiones, la educación, la sanidad o los intereses de la deuda. Y esto no ha sucedido ni en los países centrales de Europa -Alemania, Francia o Italia-, ni en los periféricos -Grecia o Portugal-, ni en el conjunto de la Unión Europea. Alguien debería explicarnos por qué Spain is different.

Los agujeros del sistema fiscal engullen toda posibilidad de colocar las políticas sociales y la inversión pública españolas en niveles europeos. Baste para aclararlo un ejemplo de actualidad. España y Alemania destinan una porción similar de su riqueza al pago de pensiones: 10,5 % de sus respectivos PIB (Italia, Grecia, Francia o Portugal, mucho más). Pero eso significa para España casi un tercio de sus ingresos tributarios y para Alemania solo la cuarta parte de los suyos. Lo que explica por qué la sombra que pende sobre el sistema de pensiones es más espesa en España que en Alemania.