05 dic 2016 . Actualizado a las 08:46 h.

Ya ha pasado más de una semana de la muerte de Fidel Castro, para unos un despota y un tirano -que es lo que ha sido de verdad-, para otros, y para la mayoría de medios y periodistas españoles, un revolucionario y hasta un amigo, ya que todos se referían a él como Fidel, el amigo de toda la vida.

España mandó al funeral a Juan Carlos I, el rey demérito, y de seguir así aún lo será más. ¿Qué hace el rey en Cuba? ¿Qué hace España, o lo que es lo mismo, todos los españoles, en el funeral por Castro? Juan Carlos I rodeado de tiranos y dictadores rindiendo honores al comandante tampoco es una imagen que nos resulte tan extraña; ¿verdad?. Estuvo acompañado de su amigo Obiang: opresor de su pueblo e incluso acusado de antropofagia. Todas las acusaciones que ha tenido en España la familia Obiang ya se ha encargado la nefasta Justicia de nuestro país de blanquearlas. No es la misma justicia para un amigo del rey, Cebrián y los poderes, que para un españolito cualquiera. Por cierto, la familia Obiang tiene cuantiosas posesiones en la capital asturiana. Cuando oprimes a tu pueblo hay dinero a raudales, de eso supo bien Fidel y  también Franco.

Al funeral del infame dictador español apenas acudieron jefes de estado, porque antes todo era más serio y nadie quería respaldar una dictadura como la española. Mi abuelo recuerda sólo dos nombres: Pinochet y Rainiero. Que es como si no hubiese venido nadie. Sin embargo, me dice que a la coronación de Juan Carlos sí que acudieron muchos más. «Era una muestra de apoyo a la regeneración, a la esperanza. En la que no muchos creíamos, pero que al final devino en verdad». «Campechano» en Cuba sólo hace reforzar a la dictadura hereditaria cubana -como suelen ser todas las dictaduras comunistas-, al igual que hicieron Obama o el Papa. De Castro I a Castro II con el apretón de manos del rey.

Muchos defienden que España hubiese mandado al rey por los negocios y las relaciones históricas entre Cuba y España. Relaciones que se basaron en la explotación de la metrópoli hasta la extenuación y posterior rebelión, cosa normal. A Cuba la gente va por el ocio, el sol y las mujeres. O lo que es lo mismo, por los puros, el sexo y el alcohol. A un amigo que recientemente ha ido al país, le ofrecieron la virginidad de una muchacha por 160 $ y una mamada por 15$ y un lápiz de ojos. Un cirujano le guió por la isla en su «almendrón» (taxi típico) porque ganaba más que salvando vidas en su hospital. Mi padre y sus amigos, asiduos fumadores de puros, viajaron a Cuba y visitaron la fábrica de Partagás y tuvieron que llevarle al director una botella de whiskie por la que se pirriaba porque desde que cayó la URSS y dejó de enviar divisas a Cuba, el castrismo dejó de aparentar prosperidad y todo se vino a bajo. Las fuentes de riqueza, y supervivencia, de los cubanos no provienen del estado, sino del engaño y la economía sumergida, «por la isquierda» que dicen allí. El mercado negro como única manera de labrarse un futuro y subsistir. Y luego algunos ponen al país como paradigma.

Mis conocidos comunistas, que son de verdad, no los que se dejaron capturar y vencer por Podemos, ponen en valor la universalización de la educación y la sanidad que llevó a cabo Fidel Castro. Y aquí se les acaban los argumentos, porque no hay más. El otro día escuchaba lo de Alsina cuando hablaron de la posible transición que debe ejecutar Cuba. Oswaldo Payá, al que debería conocer todo el mundo, deseaba una transición a la española, pero esto creo que es imposible en la isla, ojalá me equivoque. Toda transición debe sustentarse en unos pilare sociales, económicos y políticos que son inexistentes en Cuba. En la transición española tuvo mucha fuerza la clase media, inexistente en Cuba, y el concepto de competitividad y esfuerzo. «El entramado político clandestino que existía en España en 1975 estaba más preparado para acoger la democracia que lo que ocurre en la sociedad cubana. «El armazón social, económico y político de España en 1975 estaba más preparado para acoger una democracia que lo que está ahora la sociedad cubana para iniciar la reconstrucción del país mediante una transición a la española», ésto decía Caraballo en lo de Alsina, y tiene toda la razón.

 «Franco y Fidel Castro, los dos, murieron en la cama; así que tan malos no serían para el pueblo», oigo esto a un anciano en una terraza. Los dos eran igual de déspotas y tiranos; pero Castro mucho más listo, de eso no puede caber ninguna duda. Castro ya llegó bien comido al poder e inició una revolución para cambiar Cuba a mejor, aunque luego todo menguase y el pueblo cubano haya tenido que sufrir su dictadura; Franco montó una guerra para poder pasearse por Ferrol de uniforme, y sino llega a ser por la ayuda de su «corte» e intelectuales hubiese devenido en desastre. También hemos de reconocerle la sanidad, la ONCE, y demás logros. A Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César.

Esperemos que todo en Cuba se desencadene igual de bien que en España, pese a que ahora muchos renieguen de la transición -yo, en algunas cosas,  entre ellos. Y veamos una Cuba que goce de libertad y prosperidad tras tantos años de opresión: se lo merecen.