Abocados a nuevas elecciones pronto

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

05 dic 2016 . Actualizado a las 07:44 h.

Al final, el resultado ha sido claro y rotundo. Los italianos no solo han dicho no sino que lo han dicho con ganas. No está claro si a lo que han dicho no es a Renzi o a su reforma, pero al final poco más da, porque si la reforma era mala, la idea misma de reformar media Constitución sin el consenso necesario era todavía peor.

Para acabar de complicar las cosas, Renzi había prometido su propia cabeza caso de ganar el no, y a esta torpeza había sumado la irresponsabilidad de pintar un panorama apocalíptico para la economía italiana y la zona euro si perdía la consulta. Es una estrategia que tienta a muchos políticos. Cuando no funciona, hace un daño innecesario; y así va a ocurrir en este caso. No se va a hundir la economía italiana por este resultado ni se va acabar el euro, pero puede que suframos algunas turbulencias en los mercados en los próximos días. Afortunadamente, al final no sucederá nada grave porque el Banco Central Europeo hará de escudo una vez más.

En los últimos momentos Renzi había intentado desdecirse de su promesa de dejar el poder si perdía el referendo, pero estaba claro que no le quedaba otro camino. La presión para que dejase el poder iba a ser enorme ahora, incluso dentro de su propio partido, donde el sector de izquierda ha hecho campaña por el no en parte porque no les gustaba la reforma constitucional y en parte porque no les gusta Renzi.

¿Qué ocurrirá ahora? Todo el mundo espera que se forme un Gobierno tecnocrático con la misión de conducir al país a nuevas elecciones. Es lo más probable, pero el primer ministro dimisionario todavía tiene un as en la manga. Aunque deje el gobierno, Renzi podría permanecer como secretario general del Partido Democrático, con lo que sería a él a quien el presidente de la República le encargase primero formar Gobierno. Renzi podría entonces volver al poder, aunque dado el resultado tan claro del referendo esto es casi imposible. Puede sin embargo colocar a uno de sus colaboradores de confianza. Contaría para esto con apoyo del centro-derecha, que no quiere elecciones ahora.

En todo caso, habrá elecciones pronto. La única tarea de este Ejecutivo de transición será aprobar una reforma de la ley electoral (con la actual, podrían darse mayorías diferentes en el Senado y el Congreso, lo que haría el país ingobernable). Esta reforma va a crear un escenario político complejo en el que los partidos pelearán para orientar la nueva ley en su provecho. Entrará en juego, por tanto, la vieja política italiana de las facciones y los acuerdos bajo la mesa, con un resultado incierto salvo en una cosa: una nueva parálisis en la gestión que se sumará a la que ya ha provocado el referendo de la reforma constitucional. Y luego, a votar otra vez. Y de nuevo la incertidumbre.