Nadia y las dos Españas

OPINIÓN

14 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El caso de Nadia, la niña de Lleida que sus padres utilizaron para recaudar casi un millón de euros, afirmando que padece una grave enfermedad incurable, y para la que desde 2008 lanzaron un SOS a la sociedad española en demanda de ayuda económica destinada a costear los elevados gastos médicos de la pequeña, nos ha vuelto a recordar las dos caras mas visibles de la sociedad española: la del español pícaro, tramposo y embaucador, que no le importa jugar con la mas cruel de las mentiras, aunque sea sobre un ser querido, con tal de conseguir dinero fácil. Esta historia -salvando las distancias- nos recuerda los tradicionales charlatanes de ferias, aquellos que en complicidad con otro personaje nos hacían creer con el juego de las chapas, que ganar dinero era muy fácil; la diferencia entre una estafa y la otra es que, en la historia de Nadia, no se nos ofrecía ganar dinero, al contrario, se nos pedía ayuda para salvar la vida de una niña gravemente enferma. Y los españoles, que somos solidarios por naturaleza, que se nos encoje el corazón cuando nos tocan la fibra mas sensible; la de de los sentimientos, la de la camaradería y la fraternidad en apoyo de aquellos semejantes que lo necesitan, colaboramos rápidamente con los ojos cerrados, pues nos hacemos la reflexión aquella de hoy por ti mañana por mí.

El caso de Nadia nos devuelve a la España de los picaros, de los tramposos de feria. Pero estos en versión moderna siglo XXI, en vez de utilizar las plazas y mercadillos para sacarnos nuestros dineros del bolsillo, lo hacen desde los platos de las televisiones, desde las redes sociales; desde esos lugares que saben que pueden llegar a millones de personas, que saben que si escenifican bien su papel, si saben soltar alguna lagrima en el momento oportuno para ablandar el corazón del espectador, tendrán el éxito asegurado y el botín a buen recaudo. Además, estos estafadores de guante blanco juegan con otra baza importante a su favor: la presunta veracidad que los medios de comunicación les conceden, pues estos a su vez también saben que las desgracias ajenas siempre hacen subir las audiencias televisivas; así que en casos como en el de Nadia, se forma un tándem de complicidad en el que nadie sale perdiendo, salvo el ciudadano solidario, aquel que sigue creyendo que la fraternidad y el apoyo hacia el semejante necesitado es un deber de toda persona bien nacida.

Y volviendo a los medios de comunicación, esos que ahora nos venden con todo lujo de detalles el pasado lleno de estafas, de delitos y corruptelas de Fernando Blanco y de Margarita Garou, los padres de la pequeña, uno se pregunta ¿cómo es posible que los responsables de las televisiones, esos que nos venden estas historias por capítulos, no se hayan informado primero del pasado delictivo de ambos personajes, antes de sentarlos en los platos de televisión para vendernos su estafa,en público y en directo? ¿No existe en nuestro país ningún tipo de responsabilidad jurídica para quienes permiten que esto suceda en una España del siglo XXI?

Ayer escuchaba en una emisora de radio una entrevista que le hacían a un prestigioso empresario catalán, en sus declaraciones desde el anonimato, confesaba que el padre de Nadia le había convencido de tal manera con su relato que le había entregado 6.000 euros en efectivo. Según su versión, le habría preguntado cómo se las iba arreglar con el dinero para tributar a Hacienda, a lo que Fernando Blano le confesó que se estuviese tranquilo que el dinero estaría en una cuenta en Andorra. El hombre mostraba mas pena y rabia por el hecho de haber sido estafado, que por el dinero perdido.

Por desgracia, el caso de Nadia no será el último que tengamos en esta España de pillos y espabilados, siempre existirán los picaros, embaucadores, tramposos y timadores que algún día volverán a inventarse una nueva historia que nos llegue al corazón, que vuelva a poner a prueba nuestro sentido de la solidaridad, de la fraternidad y de apoyo hacia los mas necesitados. La pregunta es ¿cómo sabremos los ciudadanos que no nos quieren volver a estafar?