Atropello mortal en Berlín

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

20 dic 2016 . Actualizado a las 08:43 h.

Una vez más, me siento acongojada delante de mi ordenador para comentar lo que sucedió ayer en un mercadillo navideño de Berlín. Un camión se lanzó sobre una zona peatonal atropellando a todas las personas que se encontró en su camino hasta estrellarse contra un árbol. A la espera de que las investigaciones determinen quién ha sido el autor del suceso, la hipótesis más plausible es que se trata de un nuevo atentado perpetrado por un terrorista yihadista. El modus operandi, nada novedoso, fue ampliamente utilizado durante años en Israel antes de que en julio de este año en Niza un kamikaze se llevara por delante la vida de más de 85 personas y causara heridas de diferente consideración a casi 300. El terrorista, un tunecino nacionalizado francés, aprovechó la celebración del Día Nacional de Francia para arrasar a las personas que disfrutaban de los fuegos artificiales. En esta ocasión, el presunto terrorista aprovechó la atracción que un mercadillo navideño tiene para llevarse por delante al mayor número posible de víctimas: nueve muertos confirmados. Demasiados. Siempre son demasiados. Como también son demasiados los potenciales terroristas con los que convivimos y que amenazan la seguridad de Occidente. Cuando en julio comenté que la sucesión de ataques en Múnich eran la consecuencia del retroceso del EI en Mosul y que debíamos prepararnos para más, hubo quien cuestionó mi opinión como precipitada. Por desgracia, los acontecimientos vuelven a darme la razón como, me temo, lo seguirán haciendo mientras no se solucione la guerra en Siria ni se erradique al Estado Islámico.