Fanáticos y etnocéntricos

Ignacio Bermúdez de Castro
Ignacio Bermúdez de Castro PASOS SIN HUELLAS

OPINIÓN

21 dic 2016 . Actualizado a las 08:48 h.

Los yihadistas han vuelto a asesinar. Poco les importan quiénes sean los destinatarios de su irracional odio. Esta vez le tocó a la locomotora de Europa. El Berlín navideño se tiñó de sangre porque unos fanáticos tenían sed de una absurda venganza. Actúan de tal manera por su recalcitrante etnocentrismo, lo que les lleva a presuponerse superiores a los demás, en el fondo no es nada más que eso, y a hacer de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar y valorar la cultura de otros grupos, razas y sociedades. Me quedo con el concepto de relativismo cultural o corriente de pensamiento, que postula la idea de que cada cultura debe entenderse dentro de sus propios términos, haciendo imposible establecer un punto de vista único y universal en la interpretación de las mismas. El fanatismo de estos terroristas no tiene límites. Precisamente esa irracionalidad les hace vulnerables a la más frecuente de las manipulaciones, la religiosa. Nadie, con dos dedos de frente, entiende que se pueda morir matando en nombre de un dios todopoderoso que recompensará tanto daño y sufrimiento. Y lo peor de todo es que están consiguiendo su objetivo de atemorizar hasta al ciudadano del lugar más recóndito del planeta. Nadie está libre de su ira. Por dicho motivo, la comunidad internacional debe aunar esfuerzos para erradicarlos. Prioridad absoluta de todos y cada uno de los Estados. Eso sí, sin olvidar que una cosa es ser un asesino yihadista y otra muy distinta ser musulmán. Que no se repare en eso también me aterra.