¿Eres de Papá Noel o de los Reyes Magos?

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

27 dic 2016 . Actualizado a las 08:57 h.

La respuesta en la mayoría de las casas es solo casi retórica. El consumo que nos consume nos lleva a celebrar Papá Noel y los Reyes Magos y, de propina, provocar la tríada arrasando también en las rebajas. ¿Para qué cortarse? En España hay hasta un movimiento que se llama Yo soy de los Reyes Magos. Reivindican a los tres de Oriente y el portal de Belén sobre esa otra moda importada de Estados Unidos, la del Papá Noel, regordete y bonachón, de colores rojo y blanco (atlético). Aunque San Nicolás, obispo milagrero, es el origen de la leyenda, no fue hasta el siglo XX y, desde el país de las barras y estrellas, que nos llegó multiplicado el personaje. Ya no era un obispo que llenaba calcetines de oro entre los más necesitados. Ya era el Papá Noel que hoy todos los niños tienen en la cabeza con sus renos y sus colores bendecidos por Coca-Cola. Antes, Papá Noel vistió de verde y blanco, en el siglo XIX, aunque el rojo y el blanco también fueron colores del original: el célebre obispo nacido en Turquía. La otra leyenda, la de los Reyes Magos, tiene sus vaivenes. En los Evangelios solo aparecen citados como magos, nada de reyes. Unos hablan de tres, por los tres regalos, el oro, el incienso y la mirra, para el Niño Jesús. Otros dicen que fueron doce. Qué más da. Papá Noel triunfa en las casas con la disculpa de que los chavales tengan más días para quemarse los ojos con los videojuegos y repite con los Reyes Magos, como ha sido siempre en este país. Gaspar, Melchor y Baltasar son tres clásicos con los que no puede ni Papá Noel. Al final, regalos duplicados que, como decía, se triplicarán en las rebajas. Todo vale en una sociedad en la que nada se piensa. La reflexión está apestada. Y la filosofía hemos decidido asesinarla en los colegios, para que las próximas generaciones no tengan ni idea de qué significa discernir ni el amor por la sabiduría.