Rajoy, gran reserva 12 años

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

04 ene 2017 . Actualizado a las 11:23 h.

Sus Majestades los Reyes (se entiende que los Magos de Oriente) le han traído un primer regalo a don Mariano Rajoy: un debate navideño sobre su tercer mandato como presidente del Gobierno. Anótese el matiz: no como candidato a la presidencia, sino como presidente, dando por hecho que casi no necesita el trámite de pasar por las urnas, puesto que no hay partido ni líder que le pueda disputar el cargo. La cosa tiene mucho mérito, si se piensa que hace un año era un ganador de elecciones al que podía desalojar de la Moncloa un simple pacto entre Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias; si hace un semestre seguía sin reunir mayoría suficiente para gobernar; si hace tres meses el debate era si resultaba la persona idónea dentro del PP para reunir el consenso mínimo para ser investido, y si después dependió de la buena voluntad del Partido Socialista para obtener el sí del Congreso. Pasar de ese calvario, que le hizo decir a Jean-Claude Juncker que él «no habría aguantado tanto», a plantear un tercer mandato, no solo es un reconocimiento; es un premio del máximo valor político. Cualquier presidente de cualquier país -o de una comunidad de vecinos- soñaría con un regalo así.

Fíjense en otro detalle: para que ese debate tomase cuerpo en la opinión publicada, no hizo falta una gran operación de imagen, ni una ponencia del próximo congreso de su partido. Bastó una declaración periodística del vicesecretario señor Martínez Maíllo: «Veo a Rajoy gobernando doce años». Y nadie reaccionó diciendo «qué barbaridad», ni «qué pelota», ni un «qué va a decir un dirigente del Partido Popular». Nada de eso. Parece que la reacción fue: «¿Cómo no habíamos caído? Tanto pensar en Núñez Feijoo, que es el gran deseado, tanto medir los talentos de Sáenz de Santamaría en su operación diálogo con Cataluña, y no hace falta abrir ninguna sucesión, que Rajoy debe sucederse a sí mismo».

Lo mejor del caso es que la idea no suscita rechazo perceptible, ni siquiera en los demás partidos. El PSOE no está para hablar de candidatos de otros, que bastante tiene con encontrar el propio y no romperse mientras deshoja la margarita de Susana única o con rival. Podemos todavía tiene que decidir si quiere más a papá Iglesias o a mamá Errejón. Y Ciudadanos, que consiguió meter la limitación de mandatos a dos legislaturas entre las 150 medidas que Albert Rivera le hizo firmar al PP, ahora hace números de circo para explicar que la ley que se redacte no tiene por qué afectar a Rajoy. O sea, que don Mariano no solo es grande por sus merecimientos, sino que se agiganta ante la estatura de los demás. Y este cronista se limita a preguntar, que para eso es de Lugo: ¿Tercer mandato? ¿Y por qué no?