De nuevo el candidato de Manchuria

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

12 ene 2017 . Actualizado a las 08:09 h.

En el argot político norteamericano existe una expresión muy conocida: «candidato de Manchuria». Viene del título de un best-seller que publicó Richard Condon en 1959, luego llevado al cine en dos ocasiones. La novela contaba la historia de un veterano de la guerra de Corea que está a punto de convertirse en presidente, pero que en realidad es un agente comunista porque los rusos le han lavado el cerebro en un campo de prisioneros en Manchuria. Si esta trama inverosímil ha pervivido en el subconsciente norteamericano es porque apunta a un miedo propio de un país en el que la figura del presidente está sacralizada. ¿Y si el presidente fuese un enemigo, un traidor, un «candidato de Manchuria»?

Se intentó con Obama. En un momento de paranoia con el islam, sus enemigos hicieron circular el rumor de que el presidente era musulmán en secreto. Se dijo que ni siquiera era realmente estadounidense, y cuando enseñó su partida de nacimiento empezaron a decir que era falsa. Al menos, los progresistas norteamericanos se consolaban pensando que ellos no eran así. Daban por hecho que la mendacidad y las teorías de la conspiración eran un atributo exclusivo de la prensa anti-Obama.

Pero, desgraciadamente, el juego sucio no conoce ideologías; y ahora le toca el turno a Trump. Con un hombre sin escándalos como Obama la acusación de «candidato manchú» era la única posible para destruirle. También es la única posible con Trump, por la razón contraria, porque la gente está ya inmunizada por sus muchos escándalos. Una sospecha de traición es, quizás, lo único que le puede dañar; sobre todo si es verdad.

Pero también si no lo es, que por ahora es lo más probable. Un editor de prestigio, Wolfgang Blau, lo explicaba ayer sucintamente: «No es muy habitual que una historia apeste [a falso] desde casi todos los ángulos posibles: la fuente, el contenido, las consecuencias, el mensaje, el objetivo».

Ciertamente, el dosier que incrimina a Trump tiene un origen raro y un recorrido sospechoso. Su autor es un antiguo espía británico que ahora trabaja como consultor. El trabajo pudo haber sido encargado inicialmente por rivales de Trump dentro del Partido Republicano y luego, cuando el magnate ganó las primarias, la operación pasó a estar financiada desde algún ámbito del partido demócrata. Curiosa simetría, porque las mentiras sobre Obama surgieron en su día no de los republicanos, sino del entorno de Hillary Clinton, entonces su rival en las primarias. Fue luego cuando las adoptaron con entusiasmo los republicanos, entre ellos Trump.

El hecho es que el dosier llevaba semanas circulando sin que ni siquiera los medios más hostiles a Trump le diesen credibilidad. Finalmente, lo ha publicado un diario digital, BuzzFeed -el equivalente demócrata del desacreditado medio derechista Breitbart-. Aun admitiendo que puede tratarse de un bulo, lo ha sacado igual porque «la gente tiene derecho a saber».Últimamente BuzzFeed hablaba mucho de las «noticias falsas» y con fuentes dudosas, y de cómo es posible que los medios pro-Trump las publiquen sin avergonzarse. Ahora ya saben cómo. Es así.