El nuevo cine son las series. Todo el mundo tiene sus series favoritas. Y ahora TVE y TVG exhiben El final del camino, pura acción al límite. Acción que rima con emoción. Moros y cristianos. La fundación de la catedral de Santiago. Toledo. La reina Constanza. La ley de la fe. Leyendas, mitos, historia, amor, violencia, el barro de la sangre... Tres hermanos sometidos al azar del vendaval de la vida. El ritmo es trepidante, de montaña rusa. Vértigo. Las series son el nuevo cine, porque los cabos de los guiones se anudan y se desatan para provocar temporales. Así lo hace El final del camino, producción de Voz Audiovisual. El talento gallego, más que nunca. No es cosa de meigas, es asunto de inteligencia. Nada que envidiar a Los pilares de la Tierra. La historia, más bien, las historias, de los tres hermanos le mantendrán con los ojos abiertos y con el corazón en un puño que se cierra y se abre. Y es que, detrás de cualquier éxito en televisión o en cine, están siempre las palabras. La trama se desliza sobre el filo que hiere del lenguaje. ¿Por qué nos sigue atrayendo el cine en blanco y negro como un imán poderoso? Porque los diálogos son perfectos, carambolas de billar. Sucede lo mismo en El final del camino, pero a color. La trama salta sobre frases como ases. Los giros son la esencia. Tres niños que serán tres hombres. Quieres saber más de ellos. Qué les espera, qué les desesperará. El apetito que deja lo que está bien planteado. Estamos hartos de fútbol. Queremos pura vida. Dejen sitio en su libreta o en su móvil para apuntar el nuevo nombre de su serie favorita, entre Bron, junto a Juego de Tronos, al lado de Breaking Bad: El final del camino.