Ciclo Trump, tres peligros para la humanidad

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

20 ene 2017 . Actualizado a las 08:50 h.

Donald Trump será esta tarde presidente de Estados Unidos. Con su toma de posesión comenzará la etapa más incierta y conflictiva de los últimos setenta años. No recordamos ningún mandato que haya comenzado con manifestaciones en contra del presidente electo y con tantas dificultades para encontrar un artista que amenice la jura de su cargo. Tampoco recordamos un peor ambiente de opinión mediática y pública ni un mayor rechazo en el mundo artístico e intelectual. Trump lo ganó con su insólito programa y su colección de impertinencias, que no cesaron ni cuando se supo ganador de las elecciones.

Se supone que una parte de sus actitudes y propuestas más insolentes serán corregidas por la práctica del poder o se las harán corregir los contrapesos políticos que establece la Constitución americana. Pero otras continuarán. Y algunas de ellas no son anecdóticas. Hay al menos tres que afectan al equilibrio en que se basa la paz mundial: el acercamiento a Rusia, la provocación a China y la lucha contra el terrorismo yihadista «con cualquier medio».

La aproximación a Rusia tiene un peligro inmediato: fortalecer a un Putin expansionista y que está demostrando que quiere ganar prestigio personal y del Estado que dirige a base de guerras promovidas por él mismo o por otros. Ahí está la actuación en Crimea, los acuerdos con Irán o su alineamiento con el régimen sirio, con crueles bombardeos de ciudades y un número indefinido de víctimas civiles. Trump prefiere tener a Putin como aliado, pero será la alianza entre un zorro y un inexperto. Putin no siente la menor simpatía por Estados Unidos. Si pudiera, destruiría a esa gran nación. Solo quiere arrebatarle el liderazgo mundial antes de que lo haga China. Es suicida fortalecerlo. Y mucho más en este momento: cuando se ha convertido en el rey del espionaje y los ciberataques a la desprotegida Unión Europea.

China se encontró, sin tenerlo previsto, una piedra en su zapato que se llama Trump, cuyo primer gesto ha sido abrir una guerra comercial basada en criterios proteccionistas. Por si eso fuese poco, se dedicó a menospreciar a Pekín y a su régimen. La respuesta ha sido la que se pudo leer en medios oficiales chinos: amenazar con un conflicto militar «devastador». Solo escuchar esa expresión pone los pelos de punta.

Y, en cuanto a la lucha contra el terrorismo «con cualquier medio», indica que el nuevo presidente está dispuesto a iniciar cualquier guerra, como su antecesor, el señor Bush. Y que puede abrir una persecución implacable de sospechosos. Y hace temer que, con esa disculpa, Trump inicie una feroz persecución de inmigrantes. Esos son sus tres grandes peligros para la humanidad. Que Dios nos coja confesados.