«Piove, porco Governo» (u oposición)

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

27 ene 2017 . Actualizado a las 08:20 h.

Lo contó así el entonces ministro Joaquín Garrigues Walker en el año 1978: «La anécdota es auténtica. La oyó mi amigo el profesor liberal Pedro Schwartz en una playa italiana. Una familia acababa de instalar la sombrilla y los utensilios de playa cuando empezó a llover. La reacción del jefe de la tribu fue inmediata, repentina: Piove, porco Governo». Llueve, puerco Gobierno. El dicho ha dado para mucha literatura durante 39 años: que si el Gobierno lleva la culpa de todo, que si somos radicalmente injustos con nuestros desvelados gobernantes, que si no entendemos los factores coyunturales externos e imprevisibles que deslucen su grandiosa y positiva gestión de los asuntos públicos…

Y en esas estuvimos hasta que llegó Mariano Rajoy e hizo cambiar el cuento: «En esta vida no todo depende del Gobierno», le dijo ayer a Carlos Alsina para desmentir al bañista italiano. Y añadió que el precio de la luz bajará «porque va a llover». El presidente logró así una síntesis feliz de hombre del tiempo y gobernante. Y hasta puede suceder que haya consultado más las previsiones meteorológicas que los diagnósticos del ministro de Energía.

Es que cuando la meteorología se pone a hacer política, ni los mejores estadistas se hacen con el control del Estado. Si le quiere hacer una cura de humildad al Gobierno que criticaba los atascos por la nieve en tiempos de Zapatero, le manda fuertes nevadas al ministro de Fomento en lugares donde nunca cae un copo. Si le quiere recordar las críticas que hacía al coste de los parques eólicos, deja al país sin una gota de viento durante semanas. Y si quiere castigar el triunfalismo de la recuperación, hace coincidir una subida del precio del petróleo con una fuerte sequía.

Pero la meteorología no conoce a Rajoy: antes de que le empiecen a culpar del precio de la luz, injusticia que algunos cometimos, adelanta la gran noticia: «Va a llover». No le he visto la cara, solo escuché su voz, pero sonaba como una proclamación de victoria sobre los elementos. Le faltó decir: «Piove, porca oposición». Seguro que pasó todo el día mirando a ver si llovía en los jardines de la Moncloa. Seguro que pidió que todos sus delegados en las 17 autonomías recibieran la orden de llamar en cuanto viesen caer las primeras gotas: un presidente del Consejo de Ministros no puede fallar en su pronóstico cuando se mete a hombre del tiempo. Si fallase, sería peor que anunciar una rebaja de impuestos y subirlos al día siguiente. Pero acertó. Llovió y por los misterios de estos tiempos, hoy baja la luz casi un 14 por ciento.

Si Rajoy fuese Donald Trump, mandaría a su jefe de prensa a decir su «verdad alternativa»: que el presidente había mandado llover y el cielo le obedeció.