Evolución del empleo: verdad a medias

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

31 ene 2017 . Actualizado a las 08:56 h.

A finales del año pasado había en España 18,5 millones de ocupados -18,3 en promedio anual-, un 2,3 % más que en el último trimestre del 2005. El dato, facilitado por la EPA, fue saludado por Mariano Rajoy con estas palabras: «Si somos capaces de mantener la política económica (...) llegaremos a esos veinte millones de ocupados en la legislatura». Efectivamente, si el empleo continúa creciendo al ritmo del 2016, en tres años nos colocaremos en el umbral del objetivo señalado por el presidente: 19,8 millones de ocupados. El cálculo, como comprenderán, resulta sencillo incluso para Rajoy.

Ahora bien, aunque el cuento de la lechera tenga esta vez un final feliz, la cota de los veinte millones no significa ninguna panacea ni un motivo para echar las campanas al vuelo. La herida causada por la masiva destrucción de empleo seguirá sin restañar. Habrá una cifra de ocupados similar a la de finales del 2008, el último de los años gloriosos, pero mucho menos trabajo. La paradoja solo es aparente. En el 2008, la economía española proporcionó 35.300 millones de horas de trabajo y en el 2016 solo pudo ofrecer 30.700 millones de horas. Entre ambas fechas, el volumen de trabajo se achicó un 13 %, pero el número de empleados solo se contrajo un 8,5 %. Y es que a esto nos estamos dedicando desde la reforma laboral y demás mimbres de «la política económica»: a trocear el empleo, a despiezarlo como la res en la carnicería. Con un trabajo a tiempo completo, hacemos dos a media jornada o tres por horas. Apenas creamos empleo, pero siempre podremos decir que repartimos un poco mejor el que nos va quedando.

Y ahí está la verdad a medias de Mariano Rajoy. Para alcanzar los veinte millones de ocupados solo necesitamos aumentar un 8 % el número de miniempleos -seguir haciendo lonchas de cada puesto-, pero recuperar los empleos a tiempo completo que había en el añorado 2008 requiere aumentar un 15 % el volumen de trabajo. Coloque cada uno la meta donde prefiera.

Las cifras son tozudas y se empeñan en colocar sordinas en la fanfarria. La EPA nos dice que, pese al notable crecimiento económico registrado en los tres últimos años, todavía no hemos recuperado el nivel de empleo que se encontró Rajoy cuando llegó a la Moncloa en el 2011. Había este año 18,4 millones de ocupados y tenemos en el 2016, en promedio anual, 18,3 millones. La diferencia -80.000 empleos menos, un -0,4 %- es escasa, pero se amplía enormemente si la medimos en volumen de trabajo. El año pasado se trabajaron 853,5 millones de horas menos que en el 2011, lo que supone una caída del 2,7 %. Esa sangría, traducida a jornadas de 37,5 horas semanales, significa que se perdieron más de 436.000 empleos a tiempo completo en un lustro. No parece un dato alentador ni que anime a sacar pecho, sobre todo cuando va acompañado del conocido estribillo que habla de la economía que más crece en el mundo mundial. Asusta pensar qué pasaría si esto, por hache o por be, dejase de ser así.