De muros y prohibiciones

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

31 ene 2017 . Actualizado a las 08:56 h.

Le ha faltado tiempo para sancionar a golpe de decreto todas sus promesas electorales. Y aquellos que albergábamos la esperanza de que una vez sentado en el despacho oval la realidad se impusiera, inspirándole la sensatez que se supone da el cargo, tenemos que reconocer que Donald ha superado con creces nuestras peores expectativas. Puede que se trate de una maniobra para satisfacer a esa parte del electorado que le ha votado, es decir, el hombre blanco de mediana edad que ha perdido capacidad adquisitiva y siente su futuro amenazado por todos aquellos que no son como él. Pero resulta una maniobra que solo puede complicar aún más el difícil juego de alianzas y estrategias en el exterior y, lo que es peor, la estabilidad en un país tan diverso y plural como EE. UU.

En poco más de una semana ha logrado poner en pie de guerra a México y también ha suscitado las alertas en Canadá, donde han llegado cientos de miles de solicitudes de visados y permisos de residencia.

Por si fuera poco, Trump ha puesto la guinda con la orden de impedir la entrada de personas provenientes de Libia, Irán, Irak, Siria, Sudán, Somalia y Yemen, tengan o no visado en regla, sean o no residentes en EE. UU. No seré yo quien niegue el peligro que los terroristas islamistas suponen para la seguridad internacional; tampoco me parece mal que se lleven a cabo investigaciones minuciosas. Pero quizás debiéramos de recordar también que en todos esos países, la intervención internacional ha sido la nefasta causa de que millones de personas quieran huir de ellos y que la mayoría son víctimas inocentes de fanáticos como el propio Trump.