La Revolución y la Guerra

OPINIÓN

09 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Que toda decisión conlleva consecuencias, es tan cierto como que la ausencia de las mismas podría interpretarse como una actitud cobarde, sumisa o de aceptación de la realidad imperante (aún siendo ésta diversa), ante la que resulta un clamor presentar propuestas y adquirir compromisos de forma activa.

Es controvertida y causa cierta sorpresa, la posición política de Izquierda Socialista de Asturias, adoptada en la última Asamblea Autonómica celebrada el pasado 4 de febrero, respecto del llamamiento que hacemos para impulsar la presentación de un candidato/a que nos represente en las próximas primarias en las que se elegirá un Secretario/a General en el PSOE.

Las decisiones políticas no es habitual que se razonen o argumenten una vez adoptadas; sin embargo, quizá sea esta una de las razones por la que la actividad política se ha ido separando de los ciudadanos y ha generado desafección entre la población, frustración en la afiliación, e incluso rechazo en la militancia de los propios partidos.

Por el respeto que me merecen, no glosaré las opiniones contrarías a la decisión que hemos adoptado, todas seguro bien fundamentadas y constructivas, motivadas en razón de los distintos intereses que las animan, legítimos, pero siempre entendidos desde la base de querer ignorar, neutralizar o servirse de la capacidad movilizadora, más que propositiva y programática, que Izquierda Socialista tiene en nuestro partido.

Hemos considerado necesaria la presentación de un candidato/a, por varias razones, entre ellas las siguientes:

Izquierda Socialista es una corriente de opinión en el seno del PSOE que adopta determinaciones de forma absolutamente autónoma, siempre argumentadas, que rehúye el «acaloramiento» y el interés espurio de la coyuntura política que fuerza a tomar partido, desde el ánimo ya predeterminado de la confrontación y el aniquilamiento del contrincante; para nosotros el diálogo no es una debilidad, es el primer paso de quienes buscan el consenso, en función de objetivos que resulten comunes y debe de ser un recurso obligado.

Tenemos como eje de nuestra actividad el compromiso con el ideario socialista, no ahora, ni hace unos meses, sino desde el reconocimiento como corriente de opinión en el PSOE; hace más de treinta y cinco años, cuando nos llamaban locos por defender la realización de primarias (ahora decimos, también, sin avales y a dos vueltas), y mantenemos la propuesta de incompatibilidad de cargos orgánicos e institucionales y la limitación de mandatos que imposibilite el que algunos dirigentes consideren al partido como una prolongación de su patrimonio, a las que se unen otras muchas iniciativas orgánicas y programáticas.

La coherencia con nuestras ideas, en permanente actualización en lo que a la forma se refiere en función de las demandas de la sociedad, nos obliga a explorar, como primera referencia, la posibilidad de disponer de un interlocutor propio que, acompañado de un equipo sólido, las defienda y luche por llevarlas a cabo en el ámbito que resulta propio, que no es otro que el político, en este momento procesal en que nos encontramos.

Mientras algunos piensan que gana aquel que mejores resultados cosecha, nosotros estamos seguros que no siempre es así; el principio maquiavélico de que fin justifica los medios tiene excepciones, preguntémosle a quienes por conseguir sus objetivos han recurrido a tácticas y estrategias propias de sus contrincantes y, una vez resuelto el litigio, apenas se reconocían o habiendo perdido, se desvanecieron. Nosotros seguiremos leales a los principios y, si es cierto que los resultados importan, son solo el exponente de un balance, en el estado general de cuentas.

Estamos en la antesala de un proceso que alcanzará a nuestro partido a todos los niveles, no solo federal (que parece ser el monopolio de unos fuertes liderazgos y el alineamiento que algunos quieren obligado entre Sanchistas, Susanistas y Patxistas…), también se desencadenará en el ámbito autonómico y municipal. Seremos consecuentes y coherentes en todo el proceso, ojala el resto obre con la misma sensatez, aunque quizá algunos en función de los resultados federales, acomoden de nuevo su posición, como de sobra es conocido lo han hecho en ocasiones anteriores.

Ya por último, decir que las opiniones aquí emitidas lo son exclusivamente a título personal, motivaron mi voto en la asamblea en la se adoptó la determinación de animar la presentación de un candidato a las elecciones primarias de nuestro partido; sin embargo, siempre he sido de la opinión de que Izquierda Socialista no va a permitirá que hacer «la revolución» facilite que la derecha nos gane la guerra, ni adelante posiciones fuera, ni dentro de nuestro partido.