Gürtel y jueces sobrevuelan el congreso

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

11 feb 2017 . Actualizado a las 10:21 h.

Dice el portavoz del Gobierno que los condenados de la trama valenciana de la Gürtel ya no están en el PP, y es cierto: todos fueron obligados a darse de baja. Pero cuando hicieron todas estas tropelías de que habla la sentencia -las clásicas de trama empresarial para obtener contratos, duplicación de facturas, gastos inexistentes, cohechos activos y demás corrupciones-, sí eran militantes del PP y trabajaban para el PP o el Gobierno popular de la Comunidad Valenciana. El hecho de haber causado baja no exime al partido de su responsabilidad política. Fue una corrupción dentro del Partido Popular y hecha por militantes suyos y aprovechándose de sus relaciones privilegiadas con dirigentes del partido. No vaya a ocurrir en el futuro -por ejemplo, en la financiación ilegal confesada por un grupo de nueve empresarios- que el PP se lave las manos porque ya expulsó a sus cobradores o porque alguien falleció.

Por eso, Méndez de Vigo puede decir lo que dijo, pero no podrá evitar que la sombra de la Gürtel sobrevuele el congreso que ayer se inauguró. Y seguirá sobrevolando durante todo el tiempo que duren los juicios que faltan porque, como repitió también el señor Maíllo, «el que la hace la paga» y si un partido político o una de sus partes entró en el juego de la financiación irregular, lo tiene que pagar.

¿Pretendió esta pena complementaria el tribunal que juzgó a Correa, Crespo, Pérez y los demás condenados? No. Eso sería algo muy parecido a la prevaricación, pero es la tesis que espontáneamente le salió a Miguel Durán, defensor de Pablo Crespo, al ver la dureza de las penas impuestas. Al conocer la sentencia, Durán denunció lo que algunos solo nos habíamos atrevido a plantear como pregunta: la «casualidad» de que la comunicación del fallo coincidiera con la apertura del congreso del Partido Popular. Puesto a pensar mal, podría añadir que los empresarios que pactaron con el fiscal su confesión también fueron citados ayer y antes de ayer, y también coincidieron con la apertura del congreso.

Este cronista insiste en que no cree que haya habido esa intención. Pero las casualidades son peligrosas, y en el caso de la Justicia, mucho más. La Justicia, según sus exégetas, tiene sus tiempos, que no tienen nada que ver con los tiempos políticos. Pero, señorías, tampoco pasa nada por echar un vistazo al calendario y a la agenda política. ¿Pasaría algo por retrasar la publicación de la sentencia tres días? Evidentemente, no pasaría nada. En cambio, sí pasa por publicarla justamente ayer: se hace desconfiar de la dureza de las penas y se da pie a la sospecha de intencionalidad. Y una Justicia sospechosa de intencionalidad no parece Justicia. Parece un ajuste de cuentas.