Quien estudie el barómetro de enero del CIS, recientemente publicado, comprobará con facilidad que Unidos Podemos y las confluencias ganarían las elecciones generales si no se contaran los electores de más de 64 años de edad, mientras que Ciudadanos quedaría por delante del PSOE. El bipartidismo está en regresión; solo organiza a los más mayores y esta es la verdad que tanto fastidia, porque el sistema político-mediático dedica sus esfuerzos a defender el statu quo y a descalificar cualquier otra cosa. Se visualiza mediante la crisis de Podemos con la que nos han obsequiado durante semanas o quizá meses. El lector recordará que este partido se tenía que partir en dos pedazos después de Vistalegre 2, porque Íñigo Errejón recibiría el respaldo de la mitad de la organización, si es que no derrotaba en todo o en parte a Pablo Iglesias. Nada más lejos de la realidad. Luego nos han estado informando con posverdad, verdad oficial o mentira, que viene a ser lo mismo. Y ahora, ¿qué van a hacer los jefes de la comunicación de masas? Porque la derrota de su favorito ha sido rotunda y ha quedado a los pies de los caballos en su organización. Errejón ha tratado de destruir a Iglesias, ha fracasado y tiene lo que se merece, llámenlo purga, si quieren: así lo explica Juan Carlos Monedero porque así lo han interiorizado.
Comprobamos que el sistema es electoralmente incompetente en España porque una vez ha fracasado su intento de voladura de Podemos, crea el marco de su radicalización. Esto sitúa a los de Iglesias enfrente de la política convencional o en el «no nos representan» del 15M, que es el sitio exacto al que quieren ir; ahora les basta con agarrarse a un tronco y dejarse llevar por la corriente. En definitiva, todo el sistema pegando tiros por la culata o que Dios me libre de mis amigos que yo ya me encargo de mis enemigos, podría decirse, porque vienen a remolque de todas las situaciones, no quitan ni ponen rey, como acabamos de comprobar, pero tampoco ayudan a su señor.
Incluso se atreven a decirnos que el PSOE remonta, pero no saben explicarlo, porque tampoco es así. Como Pedro Sánchez se ha presentado para retirar el apoyo de su partido al PP, parece lógico que existan algunos electores socialistas reincorporándose al voto, pero aglutinados en torno al «no es no». Estos electores no tienen mucho que ver con los de Susana Díaz o la gestora; luego más incompetencia o más posverdad, porque el electorado del PSOE está partido en dos pedazos; este sí, desde luego que no remonta y no va a salir entero del agujero electoral en el que ha caído.
Cuando las cosas no suceden como nos dicen es que se está destruyendo determinada comprensión de la realidad. La actualidad es otra de la que no nos hablan, como el finiquito del pacto del Botánico de los valencianos que da soporte al socialista Ximo Puig, u otras situaciones como la renuncia de Susana Díaz a las primarias de su partido, porque ya habrá comprendido que quien gane liderará una ruina electoral equivalente al Pasok griego.