Pragmatismo y patrimonio pictórico asturiano

OPINIÓN

02 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El proceso coherente de restauración o conservación de la Pintura Mural Asturiana, en una intervención de inicial urgencia, pasa por intervenir en tres edificios puntuales. San Miguel de Liño, Santullano y San Salvador de Valdediós. El problema de la estabilización de las pinturas de Liño es muy urgente, sus lienzos atraviesan una situación de estabilidad de sus morteros muy comprometida. De acuerdo con las últimas manifestaciones de la Consejería de Cultura, está prevista en la iglesia de Liño una puntual intervención en uno de los paneles más delicados y de mayor valor iconográfico en la pintura mural del occidente altomedieval. La fecha de intervención será en los próximos meses. Pero aún no se ha concretado la intervención en el resto de la pintura que todavía conserva San Miguel de Liño. El problema de Santullano es demasiado grave, pues tiene un deterioro muy generalizado al cual se le añade una negativa restauración en la década de los ochenta. Necesitaría un cuidadoso estudio sobre el gradual proceso de intervención en aquellas áreas de mayor riesgo y proceder a ejecutar un programa firme y progresivo, con fases de intervención en el conjunto de la Iglesia. Tiene un coste financiero elevado pero distribuido en etapas puede ser asumible. Es eso o prescindir de las pinturas. El resto son palabras. Hay otro problema con Valdediós. La restauración de 1993 fue muy delicada y muy eficiente, pero no abarcó a la totalidad de la pintura mural de la iglesia. Tuvo un presupuesto limitado. Necesita una restauración en paneles pictóricos tan importantes como las dos naves laterales, la antecámara de la tribuna y el pórtico anexo a la fachada sur. Recientemente, el Instituto de Patrimonio Español y la Consejería de Cultura han restaurado a plena satisfacción el panel pictórico de Santo Adriano de Tuñón, con la mejor representación iconográfica de motivos realizada por artistas procedentes de Al Andalus. Quizás la solución a este problema se escape a la propia Administración regional. A mi juicio, la escasa dotación económica en los presupuestos generales que se conceden para el Patrimonio Asturiano gravitan sobre una Consejería de Cultura autonómica que se encuentra desbordada por su evidente sensibilidad ante la gravedad del estado del patrimonio y la imposibilidad real de poder afrontar una intervención que cada día que pasa se nos hace más necesaria al aumentar el riesgo de perder un patrimonio tan volátil como la preservación de una pintura mural realizada hace más de 1.200 años. A mi juicio, la situación debe de ser tratada a más altos niveles, pues el estado de conservación se nos presenta obligadamente prioritario y la precariedad de las pinturas es de una gravedad muy alta. Se requieren pues soluciones reales, pero extraordinarias, y compromisos especiales. Hay una obvia sensibilidad pero carecemos de financiación. La búsqueda de ésta y su feliz consecución es un reto en el que deben de involucrarse todos los poderes públicos sean del signo político que sea. Quizás suene fuerte, pero se necesita un Plan Especial de Emergencia para salvar la Pintura Mural Asturiana. El tiempo esta degradando las pinturas y la duda es si llegaremos a tiempo de preservar el legado más maravilloso de nuestra Monarquía Asturiana.