30 de Marzo: día internacional de las «invisibles» trabajadoras del hogar

OPINIÓN

30 mar 2017 . Actualizado a las 10:10 h.

Hoy es el día mundial de las trabajadoras del hogar, un día tan invisible como las millones de personas que en todo el mundo realizan este trabajo, en su inmensa mayoría, mujeres sin apenas derechos laborales y que trabajan a cambio de salarios muy bajos en la economía sumergida. Estamos hablando de 67 millones de personas solamente en la UE, es decir, uno de los colectivos de trabajadores más importantes de Europa. Pese a ello, indiferentes a sus precarias condiciones laborales, el PP y las derechas europeas votaron en la Eurocámara en contra de la propuesta de nuestro grupo para que se impulsase una directiva que reconociese los derechos laborales de las trabajadoras domésticas.

La invisibilización y el desprestigio del trabajo doméstico y de cuidados, ya sea remunerado o no, no es ajeno al hecho de que tradicionalmente haya sido hecho por mujeres. Pese a que tener la casa limpia, la comida hecha o a nuestras familias atendidas, son tareas imprescindibles para la vida de las personas, nuestra sociedad, machista y clasista, menosprecia este trabajo, tanto cuando las mujeres lo hacemos en nuestros hogares de forma gratuita, como cuando es en otras casas a cambio de un salario. Es significativo de este menosprecio que se siga hablando de «pensiones no contributivas» para las mujeres que han sacrificado sus vidas sacando sus familias adelante, que el 45% de las empleadas del hogar no tengan derecho a vacaciones pagadas, que en España no tengan derecho a prestación por desempleo o que nuestro país no haya ratificado el convenio 189 de la OIT sobre derechos laborales de las trabajadoras del hogar. El Gobierno del Partido Popular se ha negado en diferentes ocasiones a su ratificación, a la vez que reformaba la legislación vigente para trasladar a las trabajadoras la responsabilidad y la carga económica de darse de alta en la Seguridad Social si trabajan menos de 60 horas para un mismo empleador.

Revalorizar la importancia de este trabajo, ya sea hecho a cambio de un salario o no, dentro o fuera del hogar, es un primer paso fundamental para impulsar las medidas legislativas que necesitamos para dignificar las condiciones de las trabajadoras domésticas. Europa, y más concretamente nuestro país, se enfrentan a un doble desafío como son las altas tasas de desempleo y el problema de la conciliación entre vida familiar y laboral. Según un informe de la International Trade Union Confederation, invirtiendo tan sólo un 2% del PIB en trabajo doméstico y cuidados podría incrementarse el empleo entre un 2,4% y un 6,1% dependiendo del país. Proyectar un nuevo modelo económico que ponga en el centro los cuidados es, por tanto, una cuestión de justicia social, pero también una apuesta de futuro para el desarrollo social y la creación de empleo basada en un modelo económico más preocupado por el bienestar de las personas y el futuro del planeta.