¿Y si acaba con la guerra?

Yashmina Shawki
Yashmina shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

08 abr 2017 . Actualizado a las 13:45 h.

En Siria, el régimen de los Asad lleva desde 1970 sometiendo a su pueblo a una dictadura. Si Hafiz al Asad no dudó en ordenar el bombardeo de la localidad de Hama en 1982, que provocó la muerte de entre 10.000 y 20.000 personas, su hijo Bachar mantiene a su pueblo sometido a una terrible guerra civil desde el 2011. Una guerra que, con el apoyo decidido a la oposición moderada, no se hubiera prolongado en el tiempo y, por lo tanto, no habría dado lugar a la irrupción del Estado Islámico, ni a su conquista de un tercio de Siria y otro de Irak, ni hubiera provocado la huida de millones de personas y, con ello, el problema migratorio en Europa y, lo que es más importante, no se habrían producido la devastación del país y la pérdida de generaciones enteras.

Pero la fragmentación de la oposición siria por una parte, y el miedo a airar a Rusia y China, aliados de Damasco, así como a Irán, país con el que las negociaciones sobre la cuestión nuclear eran más que delicadas, frenaron una intervención sensata. Ahora, tras el bombardeo con armas químicas, Trump ha dado la orden de bombardear una base militar siria. A Rusia no le ha gustado. Precisamente ahora que el régimen de Bachar parecía ir ganando terreno lo último que desea es que se debilite. La Rusia de Putin, enfrentada a Obama, parece entenderse mejor con Trump y es más que probable que, para evitar un enfrentamiento directo entre potencias, se deje caer a Bachar. Contra todo pronóstico, el presidente con peor consideración de EE.UU. puede lograr lo que parecía imposible: acabar la guerra en Siria y, con un poco de suerte, con el EI. Y, entre tanto, habrá que negociar cómo saldrá Bachar, quién gobernará el país tras él y cómo se gestionará la transición para evitar otro desastre como en Irak.