Barquichuelas contra la Marine francesa

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

23 abr 2017 . Actualizado a las 10:43 h.

Si Marine Le Pen logra ganar la primera vuelta de las presidenciales, el desastre resultaría en gran medida consecuencia de la frivolidad de sus competidores socialistas y republicanos. Porque si en una batalla uno de los contendientes sale al campo con un ejército unido, pertrechado y en inmejorables posiciones de combate, es una irresponsabilidad plantarle cara con una tropa improvisada, cuyos jefes son incapaces de desplegarse para frenar y hacer retroceder al adversario. Por seguir con la metáfora, a la Marine française no se le puede oponer una flotilla de barquichuelas a punto de desguace.

Y eso son hoy los cuatro on de unas elecciones angustiosas: Macron, Fillon, Hamon y Mélenchon. Fillon llega al día D hecho unos zorros, imputado por corrupción y abandonado por parte de su partido, que no quiere sumarse al fiasco que sería no entrar al balotaje (segunda vuelta). Macron, exasesor de Hollande, ha creado su propio movimiento (¡En marcha!) y, al tratar de abrir un espacio centrista, debilita las opciones de las dos grandes fuerzas de la izquierda y la derecha. Hamon, el aspirante oficial del Partido Socialista, lo es contra un gran sector del PSF, al que conducirá por ello a una debacle histórica. Mélenchon, que procede también de las filas socialistas, es el candidato contra la casta, a la que ha pertenecido mucho tiempo, con la intención de que su extrema izquierda pesque en el río revuelto de la indignación.

Descontado por los sondeos que la candidata del Frente Nacional pasará al balotaje y que no lo hará Hamon, hundido en la irrelevancia, la cuestión es quién acompañará a Marine Le Pen: Macron, el más probable, o Fillon, están en condiciones de sumar el voto moderado de izquierda y de derecha y convertir el balotaje en la tabla de salvación para impedir que el Frente Nacional se haga con la presidencia. Pero si quien pasa el primer corte es Mélenchon, cualquier cosa puede suceder: también que todo el voto de derechas y parte del de centro se una tras Le Pen para evitar la victoria de la extrema izquierda antisistema.

Acostumbrados en Europa a sentir un respeto casi reverencial por la gran política de Francia y Gran Bretaña, no resulta fácil entender que ambos países hayan caído en manos de clases políticas tan irresponsables. Cameron pasará a la historia por el formidable dislate del referendo escocés y por un brexit que ha sido una carga de profundidad en el costado de la Unión. Si Marine Le Pen fuera capaz finalmente de entrar en el Elíseo, la UE se enfrentaría a la más grave de sus crisis. Y ello gracias a los personalismos, egoísmos y falta de sentido del Estado de los mismos republicanos y socialistas que se tirarían, avergonzados, de los pelos.