Hasta siempre, doña Espe

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

25 abr 2017 . Actualizado a las 08:31 h.

Hace tiempo que Esperanza Aguirre tenía que haber abandonado la actividad pública. Tanto como desde que comenzaron a conocerse los tejemanejes del PP madrileño que ella negó con vehemencia y arrogancia.

Al fin, ayer, a la hora taurina y reprimiendo la emoción, doña Espe, a la que debemos eterno agradecimiento por descubrirnos la Gürtel, anunció que lo deja todo. Lo hace «engañada y traicionada» por Ignacio González, Nachete, como ella lo llamaba, y reconociendo no haber «vigilado todo lo que debía» cierra un ciclo de cuarenta años de vida pública.

No le ha ido mal a la lideresa con esa forma de entender la actividad política. Obsesionada por decorar su currículo, no le importó valerse del tamayazo, ni asegurar desconocer a imputados y condenados que formaron parte de sus candidaturas. Aguirre aspiraba a pasar a la historia como las grandes figuras; sonroja decir que se miraba en la figura de Churchill. Hizo un recorrido sorteando permanentemente los obstáculos que le salían al paso. Todo valía y todo se justificaba con tal de no abandonar y eso la llevó, hace ya tiempo, a una huida hacia el abismo.

Aguirre se fue ayer por la salida de emergencia con la disculpa de la traición de Nachete. Pero ha sido mucho más, aunque no lo reconociera. Ha vivido rodeada de imputados y condenados. Con pocas sospechas y muchas certezas. Un recorrido repleto de saqueos, bajo sus presidencias, en la Comunidad y el PP. Por eso se va derrotada y humillada. Ella, que tantas lecciones de moral y buena conducta nos dio.