Blanqueo

Tino Novoa EN LA FRONTERA

OPINIÓN

27 abr 2017 . Actualizado a las 07:32 h.

Cuando se mueve una millonada en dinero negro, siempre se acaba intentando blanquearlo. Tanta es la tentación que Jordi Pujol Ferrusola ha seguido haciéndolo mientras era investigado y su insistencia le ha llevado a la cárcel. Otros, refinando el concepto, intentan blanquear su historia. Es el caso del PP, que ahora pretende presentarse como adalid de la lucha contra la corrupción. Primero, intentaron convencernos de que el desencadenante de la operación Lezo fue una denuncia del Gobierno madrileño de Cifuentes. Su aportación es reseñable, y hasta elogiable, pero en realidad la investigación judicial ya venía de antes.

La siguiente maniobra en la estrategia de blanqueo del pasado es el nuevo argumento del PP de que, en el 2015, excluyó de las listas a Ignacio González al tener conocimiento de los indicios de irregularidades del entonces aún presidente madrileño. Que, de entrada, siguió en su cargo un año más. Lo malo de este alarde es que, en realidad, conlleva una confesión de los pecados y connivencias de la cúpula del partido con sus más abyectos representantes. No solo mantuvieron como presidente del Gobierno de Madrid a una persona bajo sospecha, sino que incumplieron su obligación, mucho mayor aún que la de cualquier ciudadano, de informar a la Justicia de la presunta comisión de un delito. Al contrario, taparon, una vez más, la corrupción.

Y la guinda es decir, como hace Rajoy, que son los Gobiernos del PP los que combaten la corrupción y que quien la hace la paga. No está claro si es un ejercicio de cinismo o un ejemplo más de que sigue sin entender lo que está pasando.